EL ANILLO DEL NIBELUNGO

ARCHIVOSEL ANILLO DEL NIBELUNGO
Por Mauricio de Miranda
Cali.- Como me gusta tanto la historia, y no solo la historia económica y la historia política, disfruto mucho de la historia del ajedrez, de la música, de la ópera, del ballet y del cine y el teatro.
Quiero referirme ahora mismo a la historia de la ópera documentada a través de grabaciones y lo haré tomando como ejemplo el maravilloso Anillo del Nibelungo de Richard Wagner.
Aunque las técnicas de grabación a principios del siglo XX estaban muy lejos de los avances logrados a partir de la segunda mitad de esa centuria, lo que se hizo en aquel entonces tiene un inmenso valor histórico y documental. De hecho, me llama poderosamente la atención que las grabaciones realizadas en Alemania a fines de los años veinte y principios de los treinta superaban en calidad de sonido a las realizadas en esa misma época en Estados Unidos.
Como cuenta John Culshaw en su interesantísimo libro «Ring Resounding. The Recording of Der Ring des Nibelungen», en la época de los discos de 78 rpm era casi imposible abordar una obra de tal dimensión, por la cantidad de discos que se necesitaba para más de 14 horas de música.
De hecho, resultaba difícil grabar otras óperas completas. En el caso de las obras de Wagner existen dos testimonios fabulosos de versiones reducidas de Tristan und Isolde (1928) y Tannhäuser (1930), ambas en Bayreuth, dirigidas por Karl Elmendorff. Es una lástima que no estuvieran completas.
En los últimos días, en mis escasos ratos libres, aunque también mientras conduzco de mi casa a la Universidad y viceversa, me dediqué a escuchar dos versiones reducidas de El Anillo del Nibelungo que difruté muchísimo.
La primera de ellas, el llamado The Potted Ring (1927-1932) en siete CD (un Anillo completo necesita usualmente de 13 a 15 CD) que fue grabado originalmente en 78 rpm por HMV. Este «Anillo» tiene una característica especial: no constituye una grabación de una orquesta, un director y unos elencos específicos para cada una de las obras que componen la «Tetralogía» wagneriana. En realidad, participan la Orquesta de la Ópera Estatal de Berlín y la Orquesta Sinfónica de Londres.
Entre los directores musicales están Leo Blech, Albert Coates, Robert Heger, Karl Alwin, John Barbirolli y Lawrance Collingwood. Entre los cantantes desfilan varios de los más destacados intérpretes wagnerianos de aquellos años: Frida Leider, Florence Austral, Göta Ljundberg, Maria Olszewska, Florence Easton, Lauritz Melchior, Rudolf Laubenthal, Walter Widdop, Friedrich Schorr, Ivar Andrésen, Eduard Habich, Rudolf Bockelmann.
Lo llamativo es que a veces de un pasaje a otro cambian tanto la orquesta y el director como los cantantes. Por eso uno necesita mantener la identificación de cada uno, sobre todo cuando se trata de voces no muy conocidas, al menos por mi.
Sinceramente disfruté muchísimo y quedé impresionado por voces como las de los tenores dramáticos Rudolf Laubenthal, Walter Widdop; la soprano dramática Florence Austral y la contralto dramática Maria Olszewska. Nunca había escuchado sus voces.
A Melchior si lo he escuchado mucho y tengo muchos discos de sus Tristan, Siegfried, Siegmund, Parsifal, Lohengrin y Tannhäuser, en grabaciones de versiones completas. También tengo versiones completas en las que he podido escuchar a cantantes de la talla de Friedrich Schorr (Telramund en Lohengrin, Amfortas en Parsifal, Wotan, Caminante y Günther en el Anillo del Nibelungo y Kurwenal en Tristán e Isolda, Faninal en El caballero de la rosa); Eduard Habich (Alberich en El Anillo del Nibelungo).
A Frida Leider y Göta Ljundberg, ambas maravillosas sopranos, las había escuchado en escenas de los actos 2 y 3 de La Walkiria, que probablemente está incorporada en esta selección a la que se le ha llamado The Potted Ring.

Lo que quiero destacar es la maravilla de voces de aquella época, hace más de 90 años.

La otra versión es la de escenas del Anillo del Nibelungo, grabada por Pathé en Paris en 1929, aunque en este caso sí se trata de la Orquesta de Walter Staram, el director Franz von Hoesslin y cantantes específicos para cada uno de los roles. Walter Kirchhoff como Loge, Siegmund y Siegfried; Henriette Gottlieb como Brünnhilde; Olga Schramm-Törner como Sieglinde; Ludwig Weber como un sorpresivo para mi Wotan (usualmente es un rol que cantan bajos-barítonos o incluso barítonos, pero él era bajo y fue un destacado Fafner, Fasolt, Hagen y Hunding en El Anillo, Gurnemanz, Pogner, Sarastro, Barón Ochs, Daland); Margarete Klose como Erda; Ludwig Hofmann como Hunding y Hagen: y nada más y nada menos que Anny Konetzny como una de las hijas del Rin (años después sería una gran Isolda, Brünnhilde y Kundry).
En esta versión el sonido no es tan bueno como la anterior, pero disfruté mucho voces como las de Walter Kirchhoff, un verdadero Heldentenor; Henriette Gottlieb y Olga Schramm-Törner; que nunca había escuchado antes. En el caso de Gottlieb, quizás resulta menos dramática que las voces de sopranos que luego hemos celebrado como el pináculo del canto wagneriano, como Birgit Nilsson, Astrid Varnay, Kirsten Flagstad, Martha Mödl, Helen Traubel o Margaret Lawrence.
Por cierto, vale la pena mencionar que Henriette Gottlieb, quien saltó a la fama interpretando a Brünnhilde a fines de los años veinte, murió en el campo de concentración de Auschwitz en 1942. En la actualidad, existe en Bayreuth una tarja conmemorativa a su nombre y al de Ottilie Metzger, contralto wagneriana, quien también fue asesinada por los nazis en Auschwitz en 1943.
Si nos gusta la música de Wagner y nos desembarazamos del perfeccionismo sonoro de estos tiempos, podemos disfrutar ampliamente con estos dos documentos históricos. Yo, como siempre, prefiero el CD y tener a mano el libreto, pero ya casi no se encuentran en el mercado, aunque están disponibles en varias plataformas de música.

Check out our other content

Check out other tags:

Most Popular Articles

Verified by MonsterInsights