Por Aruro Mesa ()
Atlanta.- El Toque es un medio de oposición –Alto y Claro— (entiéndase así) y en su trabajo de oposición ataca la labor del Partido, el funcionamiento político, ataca a los programas de gobierno y lógicamente a la estrategia económica que nos ha llevado al deterioro extremo de las condiciones de vida.
Y si atacar a lo que nos ha llevado al deterioro de las condiciones de vida es motivo de censura, ello debería darnos vergüenza.
Siempre que el trabajo venga desde el periodismo de investigación serio, debe ser bienvenido, pero en nuestro adoctrinamiento partidista, nada que se oponga al gobierno es aceptable, de forma tal que el gobierno de la ineptitud total se mantenga por los siglos de los siglos haciendo lo que estime conveniente a su conveniencia. Solo mirar las cifras de la emigración que ni siquiera Trump las soñó.
Yo estoy de acuerdo con muchas cosas de El Toque, con otras no, como lo estoy con otras de 14ymedio de La Joven Cuba y Cuba x Cuba. Tiendo a ser selectivo muchas veces. Ahora bien, la tasa de cambio de El Toque ha sido explicada en innumerables ocasiones y hace apenas dos días explicaron por qué la moneda iba a seguir subiendo y con estas armas en la mano, las cuales se suman a lo que afirman los expertos internos, debería el Estado tomar nota y actuar.
¿Lo hace? No. ¿Lo hará? Lo dudo. Entonces, atacar la tasa de cambio de El Toque es como el cuento del tipo que botó el sofá ante la traición de su pareja.
¿Qué fue lo que no hizo el tipo? ¿Qué fue lo que no hizo el Estado? El Toque sencillamente hace su trabajo de oposición –Alto y Claro— y si a alguien eso no le gusta, no está apto para el siglo que transcurre.
Baste con que el Estado ponga su dólar a 295 (como el MLC) y empezar así una cadena descendiente a ver qué va a hacer El Toque al respecto. Que no puede…, dicen algunos por razones económicas… totalmente falso.
Véase las prioridades de inversión y saque sus cuentas. Por veinte años se mantuvo el dólar a 24 pesos para quien lo quisiera comprar y lejos estuvo de ser su valor real. Se llama defender los intereses de la población, siempre que eso sea la verdadera prioridad. Demorar estas acciones solo indica que no es la verdadera prioridad y mientras tanto, nosotros nos encargamos de sacar al sofá de la sala.
