Por Oscar Durán
La Habana.- El día antes pediste una recarga por whatsapp, aprovechaste y dijiste que este país es una mierda; sin embargo, hoy fuiste a la Tribuna Antimperialista, le pasaste por el frente a Miguel Díaz-Canel y vociferaste a todo pulmón: “pa´lo que sea, Canel, pa´lo que sea”.
Dentro de dos días vas a cobrar el salario, equivalente a dos ristras de cebollas o un cartón de huevo. Como tú prefieras. El dólar va camino a los 500 pesos, los apagones volvieron por su fueros, pero tú firme ahí, resistiendo y levantándote a las cinco de la madrugada para ver a cuatro barrigones con una bandera cubana burlándose de todo un país.
Mientras tú callas por todas las injusticias que ves todos los días, hay un periodista llamado José Luis Tan Estrada encerrado en Villa Marista y también prefieres seguir de largo en el asunto. ¿Ya pagaste el Sindicato, las MTT y la CTC para no tener el cartelito de contrarrevolucionario y no buscarte problemas? Te felicito. Pero ve pensando en algún momento pagar la deuda que tienes con tu alma por seguirle el juego al circo “Raúl Castro y familia”.
¿Cómo te fue en el desfile? ¿Alcanzaste banderitas? No había para todos. ¿Viste lo rosadito que se veía tu Mayoral? Vaya, por lo menos cumpliste con él y no te van a amonestar en el trabajo. Tremendo alivio, ¿verdad? Aseguraste un año más de sueldo mísero y llenando papeles con mentiras burocráticas.
Ya lo tuyo no es miedo. Lo tuyo es doble moral y por toneladas. Ahora llegas a tu casa, te conectas un momento y le dices a tu familiar de Miami: “Ay, por tu vida, acabo de llegar de la morronga esa del desfile. Qué ganas tengo de salir de aquí para siempre. Por cierto, ¿pudiste recargarme?”
Hipócritas, sumisos. En eso nos convertimos desde hace un burujón de años. Menos mal que hay sus excepciones, como el buenazo de mi amigo Pelencho, quien ayer, junto a su inseparable botella de ron, le dio una clase de coherencia al presidente del CDR.
-“Pelencho, ¿vas a desfilar mañana?
-No, presidente, qué vaya el Choco.
