Por Rafael Muñoz ()
Palermo.- Nunca como pizza en restaurantes italianos en Berlín. No pasan de ser fast food pagada a precio Michelin. Pero esto es Italia y cuatro de cada tres restaurantes ofrece pizza en todas las variantes. Se acepta todo menos pizza hawaiana.
Había oído hablar de una pizza con salsa verde que al final resultó ser amarilla. Los youtubers americanos tienen un problema serio con los colores. Pero dejando a un lado el asunto cromático, si juntas mozzarella de búfala, queso provola ahumado, queso azul de hierbas y queso de cabra, tienes que hacerlo muy mal para que aquello no sepa a gloria.
Me arriesgo a sonar filosófico si digo que el problema de la pizza, no es la pizza en sí, sino el después. Cuando para levantarte tienes que correr dos huecos el cinto y abrir la camisa para poder respirar. Y ni pensar de irse así a la cama.
Los palermitanos (no sabía que se llamaba así a los habitantes de eata ciudad, lo acabo de guglear) parecen ser gente de hábitos nocturnos. Más específicamente, cuando los turistas alemanes se van a la cama y les dejan espacio para vivir su propia ciudad.
Si ya parecía viva de día, no veas la que se montan de noche los paler… eso. Música, baile y risa sale de cada hueco a pesar de que mañana, en teoría hay que ir a trabajar. Música en vivo, jazz, techno, solistas, afro y por si fuera poco, gente bailando en la calle, hasta que se seque el malecón. ((8) Facebook)
