CINE ÁMBAR, NUESTRO CINEMA PARADISO

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Por Carlos L. Coto Wong ()

Miami.- No sé porque razón cada vez que veo el filme Cinema Paradiso, con guión y dirección del célebre realizador italiano Giuseppe Tornatore, recuerdo el cine de barrio Ámbar, un minúsculo espacio en el mapa de las salas cinematográficas de Cuba.
Cinema Paradiso, es una película dramática estrenada en 1988 y ganadora del Óscar a mejor película de habla no inglesa. Este drama constituye un retrato sentimental de la Italia de la posguerra y una declaración de amor al cine.
El filme cuenta la historia de la relación entre un niño de seis años, Toto, y Alfredo, el proyeccionista del cine de barrio Cinema Paradiso. A medida que el lazo entre ambos se estrecha, el niño descubre su amor por las películas y deviene uno de los mejores directores de cine italiano.
Y por supuesto, salvando las distancias, entre el Ámbar y Cinema Paradiso hay algunos puntos de contactos por su propuesta de incalculable valor cultural y social.
Sobre todo, para los que vivíamos cerca de la esquina de las calles 14 y 15, en el Vedado, lugar donde estuvo ubicado y que con el paso del tiempo quedó como recuerdo indeleble en nuestra memoria.
Cinema Paradiso | film | bioscoopagendaConfieso que cada vez que paso por allí me consume la nostalgia. Porque el pequeño cine nos entregó los primeros destellos del encanto y la magia del séptimo arte, y fue en ese sitio donde dimos el primer beso de amor, a escondidas.
¿Cuántos socios pasamos por esos momentos, con el corazón agitado saltándonos en el medio del pecho y las manos sudadas y temblorosas?
¿Qué noviecita no cerró los ojos ante la cercanía de unos labios primerizos y sedientos de amor que buscaban abrasar los suyos, palpitantes y jugosos?
Cine que también despertó amores platónicos como el de ese buen amigo que gracias a la maravilla del celuloide fue policía, ladrón, cowboy, caballero de espada y escudo, héroe de miles de momentos… y enamorado perdido de la cantante española Massiel, cuya película Cantando a la vida, vio en 14 ocasiones, 13 de ellas en el cine Ámbar.
De manera que, en el jolgorio de fin de semana, era casi obligada la visita a la pequeña sala cinematográfica donde el “cogiditos de manos” pasaba a un segundo plano para conseguir “besitos” mediante la más encumbrada promesa de amor.
O escuchar un ¡¡¡NO!!! con características de tsunami cuando la chica de tus sueños y esperanzas, “destroza” con una cortísima palabra los desasosiegos benditos de un enamoramiento casi infantil responsable de un malestar de estómago delicioso. ¡Y perder los 40 o 60 centavos de la entrada!
Con una sala oscura realmente pequeña y familiar (algo más de 550 butacas), el cine tenía una cafetería con mostrador interior y otro paralelo a la calle 15, donde se podía comprar cuanta golosina se quisiera, caramelos, refrescos y dulces y algunas otras chucherías en paquetes para consumir mientras proyectaban la película.
No importaba que el filme de esa semana se hubiera estrenado un mes atrás en el circuito de los principales cines de la ciudad, porque las colas, en muchas ocasiones, llegaban a la calle 12.
Club de cine: El Hombre Anfibio – Una película de Vladimir Chebotarev y  Gennady Kazansky, 1961Recuerdo la película soviética El hombre anfibio (1962), de los directores Vladimir Chebotaryov y Gennadi Kazansky, que contaba la historia fantástica de un joven que posee branquias con las que puede respirar bajo el mar, gracias a una operación practicada por su padre para salvarle la vida.
Basada en una novela de Alexander Beliayev (el llamado Julio Verne ruso), El hombre anfibio era un híbrido de diversos géneros -piratas, fantástico, aventuras-, que deslumbró por su escenografía y puesta en escena.
Prácticamente desconocida fuera de sus fronteras, la película resultó, sin embargo, la más vista en la exUnión Soviética el año de su estreno: 66 millones de espectadores.
Por ese tiempo, en la piscina del CVD Camilo Cienfuegos, de la calle Primera en el Vedado de mis amores –y supongo que en toda Cuba–, se destapó una hornada de hombres anfibios tremenda y todos imitábamos la forma de nadar del personaje: ondulada, rítmica, con los brazos estirados y las manos enlazadas en punta… hubo hasta competencias y todo…
El Hombre Anfibio integró esa punta del iceberg que la entidad estatal Sovexportfilm, comenzaba a construir en la Isla, y que años más tarde inundó nuestras pantallas con títulos muy buenos, buenos, regulares, malos de los 39 estudios cinematográficos existentes entonces en el enorme país euroasiático.
Igualmente recuerdo la película checa Vals para un millón, sobre un trompetista enamorado de una gimnasta; La Vuelta al Mundo en 80 días y Sube y Baja, de Cantinflas, El Príncipe Valiente, de Robert Wagner y James Mason; El Gran Dictador, del genial Charles Chaplin, entre otras muchas.
https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=exG5fN9K6mQ

Pero la que sí volvió locos a todos fue el Pirata Samurái, del actor japonés Toshiro Mifune, una encantadora película de aventuras.
Quienes la vimos de fiñes no hemos olvidado al anciano o mago que perdía sus poderes cuando “vacilaba” los encantos de alguna mujer joven, o a la bruja que todo lo convertía en piedra, pero la escena más impactante de todas fue aquella en la que el pirata protagonizado por Mifune vuela amarrado a una gigantesca cometa.
Ese y otros efectos especiales que hoy son risibles resultaron muy celebrados y leí en algún lugar que hasta la revista estadounidense Life le dedico un artículo al ese film.
Un día alguien llegó al patio de la secundaria básica Antonio Guiteras, muy cercana al Ámbar y dijo: “Señores están poniendo una película llamada Cerrado Por Reformas.
Semanas y meses después ese título seguía allí en el lumínico de anuncios y nunca nos imaginamos que fue la mención de la muerte paulatina del querido cine de barrio, porque el Ámbar nunca más abrió sus puertas.
Era el anuncio sí, de unas reformas constructivas que nunca se hicieron para ponerle fin a una época linda de un centro cultural que, aunque de espíritu “barriotero”, fue uno de los lugares más amados del Vedado.

De mi libro Al filo de la noche, publicado y puesto en venta por la plataforma Amazon

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