Por Gretell Lobell ()
Matanzas.- Cuando dije que iba a participar en Varadero Marathon – Half Marathon del 2023, muchos me respondieron con sorna. Ese comentario tan desagradable de aquel que cree que el otro no entra dentro de los estereotipos atléticos, no puede, no lo ubicas ahí. ¡Sí! daña mucho que trates de minimizar lo que el otro se empeña en abrazar su felicidad, en llenar su vida de cosas positivas y que tú te vayas por el jodido comentario para marcar que no puede, que ser gorda es una limitante.
Una de las metas que me propuse en el 2022 fue participar en el 2023, ya no como espectadora sino como corredora (si aplica la palabra). Yo y solo yo, soy conciente del límites de mi cuerpo, sin embargo la transformación personal que llevo hace más de dos años tiene que ver con un cambio de actitud, en re_direccionar un estilo de vida, apropiarme de una filosofía que va más del cambio mental que el físico en ser feliz desde mi propia construcción de vida y estilo. Y sí, Cuba está despingantemente jodida pero un día oscuro elegí vivir y no terminar con mi vida, a pesar de Cuba.
Identificar qué quiero para este tiempo de tránsito, cómo lograrlo, obviando lo que el mundo marque como canon es ahora mismo mi elección de vida. Mi búsqueda parte de enfocarme en acciones, palabras positivas, gentes vitamina, y el aquí y ahora.
El 2022 dije que estaría y ya son 2023, 2024. Yo no participo por lugar, ni tan siquiera por tiempo, aunque lo he marcado como inicio de lo próximo. La maratón es pura energía, increíblemente recoges alegrías, buenas vibras, historias de vidas y sobre todo encuentras mucha, muchísima gente en condiciones y circunstancias limitantes que son testimonio, fé de vida, admiración total.
A todos los que marcaron mi condición en peso, les digo: estuve por segunda vez, llegué a la meta y siento una satisfacción increíble por este viaje de ida que es la propia vida. No me quitaron la fuerza, no me hicieron desistir.
