Por Jorge Sotero ()
La Habana.- Después del último llanto de Miguel Díaz-Canel en su lamentable programa de televisión para dar su versión sobre la realidad de Cuba, su equipo de trabajo anda a la búsqueda de otro tema para su segunda presentación como dueño de un podcast.
El Hombre de la Limonada, cuyo lenguaje es más limitado que el del narrador deportivo Rodolfo García, soltó una lágrima tras otra en su primera presentación. Encontró siempre un culpable para los problemas de Cuba, para las protestas en Santiago de Cuba, Bayamo, El Cobre, para la escasez que ya es endémica, para los apagones y las miserias todas.
Sin embargo, no siempre es fácil encontrar un tema para que el impuesto mandatario pueda lamentarse, y usar esos términos propios de adolescente de secundaria básica que utiliza cada vez que tiene la menor oportunidad, en un afán constante por inspirar confianza y lo que da, si no fuera por las órdenes suyas y sus políticas, es lástima, porque nunca un país, salvo la Venezuela de Nicolás Maduro o la Nicaragua de Daniel Ortega, tuvo un presidente con tan bajo coeficiente intelectual.
Ahora, según una Encuesta Mundial Gallup, se publicó el Informe Mundial sobre Felicidad 2024, y el primer lugar correspondió a Finlandia, aunque para Díaz-Canel, según sus explicaciones recientes, no hay una nación más feliz que la cubana.
Cuando el tonto del mandatario cubano vea el informe y no vea a Cuba entre los primeros 20, pondrá el grito en el cielo. Porque Cuba es uno de los pocos países del mundo donde el gobierno se preocupa por la electricidad del pueblo, donde los gobernantes se encargan de garantizarles a los cubanos «el perrito que le toca», según palabras del impuesto jefe de Estado, que es más un niño de azotes de los Castro que un verdadero gobernante.
Si alguien le pasa el informe, es capaz de llevarlo a su programa y cuestionarse allí por qué no incluyeron a Cuba, y después de hacerse muchas preguntas tontas, le echará la culpa al gobierno de Estados Unidos, o a los influencers y medios de prensa que abordan el tema Cuba y que, según él, están pagados por el imperio.
Apelará a esos argumentos de siempre, a sus tonterías, que solo generan un meme tras otro, y cada vez será menos creíble, porque Cuba está a la cola de América en la mayoría de los indicadores, y hasta en Haití, que es mucho decir, las personas tienen más opciones para alimentarse que en Cuba.
Eso sí, si el Hombre de la Limonada decide analizar la felicidad de los países por la forma en que viven los dirigentes, no tengo dudas de que Cuba será el primer país de América. Los Castro, los que mandan de verdad, llevan una vida sosegada y de lujos desde cualquiera de sus mansiones en La Habana, en sus yates para irse al cayo que se le antoje, con playas casi vírgenes para su disfrute pleno, donde pueden hasta nadar con delfines entre los arrecifes coralinos.
Lo mismo si se trata de Manuel Marrero, el generalato, o esos dirigentes de piel sonrosada y estridentes barrigas, cuyo volumen aumenta cada mes. Y, por supuesto, él, que reúne cada fin de semana a su familia, la de sus hijos e hijastro, a los suegros y cuñados, y dejan correr licores y le dan rienda suelta a la gula, sin importarle para nada lo que esté pasando la población, en un por ciento superior al 95 por ciento.
Aunque ustedes no me lo crean, ya estoy ansioso por ver el segundo programa, aunque si esos que trabajan para él le muestran los comentarios en redes sobre el primero, tal vez desista de hacer otro. O tal vez no, este hp es tan tonto que es capaz de tomar como buenas las burlas y las críticas. Todo es posible con un individuo así.
