CUÁNTO AVERGÜENZAN ESOS HOMBRES QUE VEN LA LIBERTAD COMO UNA GRACIA, UN FAVOR QUE LES HACEN SUS GOBERNANTES

SUGERENCIAS DEL REDACTOR JEFECUÁNTO AVERGÜENZAN ESOS HOMBRES QUE VEN LA LIBERTAD COMO UNA GRACIA, UN FAVOR QUE LES HACEN SUS GOBERNANTES
Por Joel Fonte
La Habana.- Antonia pasó su vida aplaudiendo todo lo que hacía Fidel Castro. Luego continuó creyendo en el don divino de su hermano heredero del poder, y hasta le coloca ahora velas en la esquina de su mísero cuarto a Díaz Canel para que «defienda bien a Cuba»…
Ella solo repite las frases incoherentes y amorfas que el adoctrinamiento castrista le sembró en el cerebro desde la corta edad de los 8 años.
No tiene ni idea de lo que es la Libertad, la democracia, los derechos humanos, o simplemente la dignidad.
Para ella Cuba es el gobierno de sus patrones, de sus ídolos.
No posee más que cuatro paredes maltrechas, un techo que casi le cae en la cabeza, y el viejo hábito alimentado por su «revolución» de envidiar a todo aquel que haya logrado más, sin inclinar la cabeza a la dictadura.
Y si le ponen la electricidad por unas horas, se alegra que el apagón le oscurezca la vida a otros miles que habitan unas cuadras más allá, presta a delatar al que rechiste…
Esas «Antonias» están esparcidas por toda Cuba; ellas y ellos son la obra más putrefacta y acabada de un régimen que ha fracturado a nuestra sociedad, para ahogarla en los antivalores que la han inmovilizado, que la han envilecido, que le hacen soportar el hambre, interminables horas sin electricidad, la corrupción desenfrenada de los «líderes revolucionarios», sin rechistar, hundidos en una perpetua tolerancia criminal.
Pero es visible que esa parte decadente de la Cuba que nunca debió ser está sucumbiendo, que es manifiesta minoría, que está muriendo con la llegada de una Cuba que se impone a fuerza del dolor, pero también de las inevitables salidas que toda crisis genera.
Cuba somos Nosotros, los Hombres y Mujeres de bien que entendemos la libertad no como las migajas que nos arrojan los que han asaltado el Poder para enriquecerse con él, sino como el derecho a vivir con dignidad, a ser felices sin deberle nada a nadie, solo con el trabajo duro y el mérito personal, sin reptar ante ningún Estado ladrón que socaba libertades en nombre de una mayoría sobre la que escupe mientras la saquea.
Esa nación de personas libres se está forjando en una Cuba que emerge entre la más aguda miseria material y moral.
No tenemos derecho a ser pesimistas, sino a ser valientes, a defender nuestro futuro, haciendo que llegue.

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