EL CRIMEN DE YULIÁN

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Por Oscar Durán
La Habana.- Yulián murió sobre las dos y cuarto de la madrugada, después de un concierto de Los 4 en San José de las Lajas. El asesino no tiene ningún parentesco con la víctima y a los dos días de estar prófugo, salió en una lancha por Boca de Camarioca. El crimen ocurrió en la calle paralela a la plaza lajera. Ahí quedó Yulián, tinto en sangre por un machetazo recibido en el cuello. Ni un policía había en todo aquello, solo cinco recogedores de latas vacías y tres borrachos fueron testigos de la escena. Un Moskotvich destartalado pasó por la escena y ni quiso prestar ayuda. Yulián llegó muerto al hospital, después de pasar 45 minutos tirado en el medio de la calle pidiendo ayuda.

La mamá de Yulián

Yuleika parió a Yulián cuando tenía 14 años. En el año 2002, llegó con el bebé en los brazos, tres trapos viejos dentro de una jaba y se alquiló en una casa desbaratada en el barrio La Marina. A los tres días se empató con Manso, un señor mayor, viudo, quien le dio el apellido a Yulián.
La casa donde vivían era un lugar putrefacto. Pasaba una zanja de aguas albañales por medio de la cocina, donde no había ni una alacena y el único estante estaba destinado a un santuario de San Lázaro. Velas, rosarios, monedas, clavos y un billete con la cara de Maceo acompañaban al viejito de las muletas.
A los 12 años, el hijo de Yuleika estaba en una escuela de Conducta: por ladrón, indisciplinado y abusador de niñas. Sin embargo, logró enderezarse un poco y pudo graduarse de Técnico Medio en Instrumentación y Control, una carrera que ni la Ministra de Educación sabe de su existencia.
“Mi chamaco siempre quiso ser Pastor de una iglesia”, decía Yuleika con una risa de oreja a oreja.
Coronavirus: Cuba registra 457 infectados y 12 muertosAl otro día del asesinato de Yulián, Yuleika juró vengar la muerte de su único hijo. No quiere saber nada de Tribunales. “La Justicia en este país se llama poder y dinero.” Yuleika lloró desconsoladamente y cualquiera pudo pensar que su hijo era un angelito. O un Pastor a quien todos los hermanos querían demasiado.
“Me dejó un vacío enorme. No tengo consuelo”.
La vida de Yuleika, después del fallecimiento de Yulián, venía siendo la misma de siempre: una vez a la semana iba a La Cuevita, compraba escobas, pozuelos plásticos y los vendía por todo San José. Andaba todo el tiempo en chancleta, los carcañales de los pies estaban cuarteados y se compró una peluca vieja porque casi no tenía pelos en la cabeza. Manso, su marido, murió hace años por una sobredosis de Viagra.
A la mamá de Yulián más nunca se le ha visto en el pueblo desde el 18 de Julio de 2021, días posteriores a las históricas protestas del 11 de Julio. Ese día Yuleika pidió libertad, gritó «abajo Canel» y “oye policía, pinga”.

Yulián

Delincuente desde niño. Con ocho años salía a recoger latas vacías en el pueblo y terminaba fumando y tomando con los grandes. Su madre no le decía nada. Mientras llegara con dinero, todo estaba bien. Un día se metió a la casa de la vecina y le robó una olla a presión. Cuando vio todo lo que le pagaron, empezó a robar todos los días. El dinero lo malgastaba, por eso le entraban más ganas para seguir metiendo las manos donde quiera.
A los 15 años ya tenía tatuajes hasta en las orejas. En la espalda se le marcaban dos cicatrices por unos cuchillazos que le dieron. De vez en cuando colaboraba con la Seguridad del Estado, principalmente cuando había juego de pelota en el Nelson Fernández. Desde un teléfono público en la entrada del estadio, llamaba a un número y soltaba de una: “arriba del banco de primera hay tres apostadores. El del pullover azul se llama Fulano de Tal y tiene el dinero en una mochila negra”.
Todo el mundo en el pueblo sabía que Yulián era un malandro. Si pasabas por su lado y le caías mal de gratis, ahí mismo te iba para arriba. Tipo flaco, de mediana estatura, jaba´o de ojos claros y siempre tenía un bolsito enrollado al cuerpo donde guardaba una chaveta. Su mirada joven no esconde las marcas de una vida dura. Tiene las manos arrugadas y siempre le están temblando.
Lenna fue su única mujer y por nada la mata un día teniendo sexo con otro hombre en la destartalada Sala Polivalente. Casualmente Yulián fue a robar unos hierros para venderlos a Materia Prima cuando siente unos gritos de placer como a seis metros. De momento escucha la voz de Lenna clarita diciendo: “ay, papi, qué rico, dios mío”.
El diablo hizo presencia en aquella escena. A Lenna no la mató porque en medio de la oscuridad salió corriendo desnuda pidiendo auxilio y fue a parar a la 13, la unidad militar que el régimen tiene a 200 metros del estadio.

La muerte de Yulián

El sábado 2 de noviembre de 2014, Jorge Junior y Los 4 llegaron a cantar a San José. Ese día Yulián no iba a ir al concierto porque en la madrugada del domingo había planificado con un socio matar una vaca cerca de Cuatro Caminos. A ciencia cierta, nadie sabe cómo Yulián llegó a la plaza. Entró sin pagar, brincando la cerca, y se unió a par de amigos que le empezaron a comprar cerveza. Todo estuvo tranquilo mientras Los 4 daban su concierto. Esa noche hasta un chinchín cayó, pero nada fuera de lo normal como para suspender el espectáculo.
Descemer Bueno | Top CubanoTodo estuvo en orden hasta que se acabó el concierto. Yulián, con unos tragos de más, sale de la plaza y llega donde está un tipo con su esposa abriendo el auto para marcharse. Se le acerca al hombre para pedirle encender un cigarro.
-No tengo, amigo -dice el hombre.
-Me cago en la resinga de tu madre -suelta Yulián.
El tipo del carro va para el maletero, saca un machete y alcanza a coger a Yulián por el cuello, quien camina seis metros desangrado y cae desvanecido. El asesino sale a la fuga en su Geely CK y se pierde en cuestión de segundos. Algunos alcanzaron a oír a la mujer diciendo: “lo mataste, cojone, lo mataste”.
Un borracho que se echó todo el pase desde el minuto uno, cogió el bolso de Yulián y le robó la chaveta con media caja de cigarros Criollo. Inmediatamente -pasándole la mano a la chaveta por el filo- empezó a cantar desafinadamente el coro que dice así: “la vida te da sorpresas, sorpresas te la vida”.

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