Por Abel Tablada ()
La Habana.- El tramo de la calle San Lázaro desde la calle Marina hasta L, a los pies de la escalinata universitaria debería ser declarado conjunto patrimonial a proteger (¿o ya tiene algún tipo de protección?).
Es una vía que posee valores paisajísticos considerables además de los valores históricos y de la calidad de algunos edificios en particular.
Su pendiente, sus vistas hacia el Parque Maceo o hacia la escalinata con sus edificios neoclásicos, la continuidad de edificios eclécticos, en algunas manzanas manteniendo una altura de dos, tres o cuatro niveles y balconaje continuo, la presencia de algunos árboles, la actividad constante de peatones y el estado constructivo aceptable o recuperable de gran parte de sus edificios (en gran contraste con el tramo desde Belascoain a Prado) le confiere a esta calle un carácter y armonía urbana que urge valorar más y proteger.
Esto está claro desde hace mucho tiempo, pues cuando era estudiante formaba parte de los ejercicios de diseño sobre rehabilitación urbana y muchos profesores e investigadores la han estudiado a lo largo de varias décadas.A pesar de no tener los portales y la secuencia de columnas características de otros ejes urbanos habaneros, como la Calle Reina, que también tiene enormes valores paisajísticos, o de Belascoain, Galiano, etc.; al haber evitado derrumbes e interrupciones morfológicas y tipológicas, todavía está a tiempo de mantener su espíritu e identidad, representativa de La Habana ecléctica. Algo que quizás ya no sea posible en muchas de las calles de Centro Habana por el estado muy crítico de un gran número de sus edificaciones.
Esta ciudad nuestra es inmensamente rica y bella. Tiene calles como San Lázaro, Reina, Infanta, Prado, Malecón que son tan bellas como una avenida principal en Marsella, París, Bologna, Barcelona, Sevilla o Niza. Lo que se logró construir en solo unas décadas a principios del siglo XX es una proeza urbanística y arquitectónica.Por esto espero que la prosperidad, siempre pospuesta y añorada, llegue realmente a sus municipios, barrios, emprendedores y familias; y que los decisores sepan escuchar y dar participación a los expertos para que los buldozers y nuevos diseños no hagan aún más daño que la pobreza, dejadez y falta de recursos actuales.
