Por Mkc Cerralvo
Santa Clara.- Muchos teóricos del socialismo llenaron libros donde incluían esta frase, que es base del sistema y en teoría parece justa, que cada cual reciba lo que aporta a la sociedad.
Ayer vi por el NTV el recorrido del Presidente por Maisí, y vi a mi juicio, las precarias condiciones en que viven sus habitantes.
El recorrido tenía un objetivo: mostrar lo que había hecho y se hacía… una casita infantil, una escuela, un hogar de ancianos y se construían alrededor de 100 viviendas, mayormente de madera y techo de zinc.
Los entrevistados, todos muy felices, como expresó una señora que estaba muy contenta porque, finalmente, iba a tener su casita.
Quizás alguno que no salió por TV hubiera querido algo más.
A ese ingrato, yo, en vez de darle esas viviendas, les hubiera puesto una guagua, que lo llevara de paseo por la capital, para que viera cómo se vive por allá, cómo viven sus directivos y los familiares de estos… después decirles que ellos predican una ideología “justa” que da a aquellos según su aporte a la sociedad.
Y que una persona que vive en Maisí, aunque trabaje 10 horas en el campo, aunque pueda producir alimentos, y otras cosas supuestamente necesarias para la sociedad.
Por mucho que se esfuerce, sacrifique, y tenga una vida austera y humilde, su “aporte” a la sociedad no es la gran cosa, y solo da en el mejor de los casos, para recibir a cambio una casita de madera en toda su vida.
Que sepan cómo viven sus directivos y entiendan que su “aporte” a la sociedad es descomunal, porque, aunque no la dirijan bien, ni logren que esta mejore, tiene que ser remunerado su inmenso esfuerzo y sacrificio, con las condiciones de vida que llevan.
Que es mucho más importante para una sociedad sus dirigentes que los que producen alimentos.
Y si sus familiares y descendencia también viven llenos de lujos, aunque no hagan aporte ninguno a la sociedad, es porque estos cuidan de sus padres, abuelos o tíos que son dirigentes y ellos si aportan cantidad.
Si esos habitantes de Maisí, el día de mañana quisieran tener una casa de mampostería, llena de lujos y comodidades, con aires acondicionados, autos, no carecer de alimentos ni electricidad, entre tantos otros beneficios para ellos sus familiares y decendencia, van a tener que dejar esa bobería de aporte a la sociedad que es trabajar en el campo, y tendrán que irse a dirigir cualquier cosa, no importa que no tengan buenos resultados, incluso que sean malos.
Pero que sepa el tamaño trabajo que se pasa en esa tarea de dirigente o de familiar de dirigente, y poder tener una vida justa, y bien remunerada, sobre todo a la altura, de su “aporte” a la sociedad.
