EL PIANISTA Y LA MIPYMES

SUGERENCIAS DEL REDACTOR JEFEEL PIANISTA Y LA MIPYMES

Por Anette Espinosa
La Habana.- Cuando leí la historia de El Pianista que botaron de una Mipyme por un twitt contra el castrismo, me vinieron a la mente mil historias, con titulares de todo tipo, porque llamar a algo con ese nombre me apasiona. Así quería nombrar una obra de teatro cuando quise ser dramaturga, o así a un filme en mis sueños de cineasta. No me importaba que pareciera un plagio el nombre.
Pero ahora la historia es diferente. Son hechos reales, sin nada de ficción de por medio, como para demostrar que en Cuba la inmensa mayoría de las mipymes pertenecen al castrismo o, lo que es peor, están dirigidas o controladas por agentes de la seguridad del Estado.
El Pianista Snow en X: «También me hizo darme cuenta de que en Cuba no existe un sector privado, que todas esas MIPyMEs exitosas que ven, están asociadas directamente al Gobierno y al Sistema Comunista de la isla. No se dejen engañar…y por cierto, #AbajoLaDictadura.» / X (twitter.com)

El caso de El Pianista no es el único que deja en evidencia la ‘influencia’ gubernamental sobre las pequeñas y medianas empresas a las que el canelismo les dio permiso para operar en Cuba. Antes de que saliera este caso a escena, se sabía, por ejemplo, que Yoandi Riverón, con sobrenombre Cristian, el esbirro que se encargaba de reprimir a los opositores en Santa Clara, con especial ensañamiento en las mujeres, tuvo vía libre para ser empresario.
Puede ser una imagen de calzado y textoEl tal Yoandi es un perro de presa en la capital provincial, pero es directivo de la Empresa de Calzado Jona’s SURL, ubicada en el municipio de Camajuaní, donde no se comporta como agente o chivato, sino como hombre de negocios. Y se entrevista con posibles proveedores, incluso compradores a los que en más de una ocasión les ha insinuado que la situación en el país está mala y que hay que inventar.
Puede ser una imagen de 2 personas“Yo soy abogado y mira a lo que me dedico, aunque este siempre fue mi sueño de niño”, le dijo un día, no hace mucho, a alguien que lo conoce bien y sabe de qué pie cojea, aunque se hizo el muerto y lo dejó decir para ver por dónde iba el tal Cristian.
Para nadie es un secreto que la familia Castro está detrás de buena parte de los negocios que se mueven en Cuba. Los descendientes de Raúl tienen casas en Airbnb, por las que cobran sumas cuantiosas, además de que El Cangrejo, el nieto escolta del nonagenario general, está detrás de toda la importación de vehículos.
Por cada uno de los carros que entran a Cuba, él recoge su comisión. En el Mariel hay, desde hace meses, un par de contenedores con motos, compradas por un cubano en Panamá, y que no las dejan entrar, porque el hombre, sin fondos ya, se niega a ‘liquidar’ a Raúl Guillermo Rodríguez Castro la parte que este quiere.
No lo hace públicamente. Su nombre, el del hijo del fallecido general Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, no aparece por ninguna parte, porque tiene testaferros para todo eso. Y las ganancias, insisto, no van a la Caja Central para adquirir suministros para los hospitales ni leche para los niños o ancianos. No: van a las cuentas personales del Cangrejo, que prepara con devoción sin igual el momento de su partida, porque él sí tiene claro que después de la muerte del abuelo, nada tiene que hacer “en un país que se cae a pedazos”, como él mismo ha dicho.
El Cangrejo, que tiene escoltas desde que era un niño, sabe que cuando muera el abuelo todo saltará por los aires y su intención es acumular la mayor cantidad de dinero posible para irse a alguna parte de este mundo donde lo quieran recibir. Y para ir a esos sitios y pasarla bien, sin la necesidad de trabajar, hay que llegar con mucha plata.
Por otra parte, volviendo a las Mipymes, queda claro que el castrismo no va a dejar empoderarse a cualquiera. El que tiene dinero, tiene poder, y ese solo se lo van a dar a aquellos que les son fieles, a los que darían la vida por la causa, como los más de 30 mil oficiales de la seguridad del Estado que cobran por esa labor y que están diseminados por todo el país.
Esos tienen la misión de infiltrar a los grupos opositores, la de alertar sobre cualquier conato de levantamiento, la de informar sobre los dirigentes que se apartan del camino, la de espiar a los jefes de las empresas, a los gobernadores y dirigentes del Partido Comunista, pero también la de asegurar que nadie que no pertenezca al aparato castrista, o por lo menos que colabore, haga plata y tenga poder.
Lo de El Pianista no es una historia aislada. Solo que el perjudicado, si así se le puede llamar, tuvo el valor de contar lo que le sucedió y al hacerlo público, nos enteramos todos, pero es lo más normal del mundo.
¿O acaso alguien se cree que esos jóvenes emprendedores que salen por ahí a reuniones con representantes de la Unión Europea o de Estados Unidos son de verdad independientes? No, ese cuento no se lo cree nadie: forman parte del aparato represor y tienen su agenda establecida de antemano.
Si alguien cree que de verdad tiene opciones de abrir una mipyme y hacer dinero, sin hacerle juego al castrismo, lamento decirle que está equivocado. Eso va contra el sistema y esas cosas aún no se permiten en Cuba.

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