DÍA DE LA TÉCNICA

CURIOSIDADESDÍA DE LA TÉCNICA
Por Arturo Mesa()
Atlanta.- Me ha tocado sufrir al extremo los avances tecnológicos del primer mundo y demostrar mi (in)capacidad para los nuevos tiempos.
Me despierta un correo que me informa que para poder pagarme en lo del ajedrez, debo instalar una aplicación y seguir las instrucciones de instalación. Más complicado aquello no podía ser, además de que hay informaciones que uno no sabe si deba facilitar (no olvidar que mis padres andan disfrutando de la buena vida y Resoples… digo, y uno de cuida-gatos).
Luego tenía mi recorrido en bicicletas y de nuevo busca en otra aplicación los datos de los clientes, los tamaños y el tipo de bicicletas que requerían.
Un poco más tarde recordé que me tocaba pagar el mes de enero de mi nuevo apartamentico, lo cual implicaba revisar la aplicación de la renta hasta llenar los datos correctos en aquel enredo de páginas y antes de irme recordé también que había que fregar el reguero que había dejado la noche anterior y fue entonces cuando recordé que debajo del fregadero hay un friegaplatos que yo no había usado hasta ese momento.
Busca el librito de instalación y métele mano. Por suerte empezó a moverse aquella cosa pronto y me fui tranquilo porque vi que había un contador en cuenta regresiva lo que me aseguró que si aquel contador funcionaba bien era porque no había de qué preocuparse.
Salí a hacer mi recorrido y regresé sobre las cinco, no sin antes perder una propinita cuando uno de mis clientes me preguntó si yo tenía «Zelle» (otra aplicación) y como es lógico, le dije que no.
Al llegar a mi habitación recordé que tenía unas cuantas cositas acumuladas para lavar ya. ¡Se podrán imaginar! Lavadora yuma en el edificio para uso de los vecinos.
Salí con mi bultico debajo del brazo bajé al primer piso y me paré delante de un monstruoso aparato más alto que yo y que responde al nombre de “Lavadora”.
Aquel monstruoso aparato más alto que yo me miró de arriba abajo como preguntándome “¿y tú sabrás usarme?”. Yo también lo miré de arriba abajo como respondiéndole, “de esta habitación solo uno de los dos saldrá vivo esta tarde y pienso ser yo, así que compórtate».
Y no podía faltar mi nueva y molesta aplicación para lavar. Es decir para pagar. “Por favor descargue la shine pay» o como sea que se llamaba aquello para efectuar el pago del lavado”, y ya le iba a decir al robot de dos partes aquel que ok, que acepto mi derrota, cuando me salta a la vista una ranurita en la parte delantera del monstruo. “Ah, pérate, pérate, creo que te jod…… lavadorita, porque cuando la toqué me salió un cartel informándome que el lavado era dos dólares.
Al instante metí la ropa en aquella tanqueta, metí un par de Tide de esos y subí hasta mi cuartico, a buscar… a ver a ver, una, dos, tres…ocho moneditas de 25 ctvs.
Luego de mi exitosa búsqueda por pantalones, mochilas, piso y baño, regresé al cuarto de lavado y comencé a echar las moneditas en aquella cosa y ¡Eureka!, aquella cosa se movió y me mostró una nueva cuenta regresiva. ¡Waf Genio yo! Vete a hacerte un cafecito y vira en media hora.
Treinta minutos después y paró mi lavadora con un lavado perfecto. ¿Oyeron bien? “Lavado”… ¿Y el secado, papi? Y fue ahí cuando me di cuenta que la lavadora es más grande que yo porque debajo lava y arriba seca y aunque la ropa sale bastante seca, los jeans no tanto. Entonces la triste realidad… «Arturito, yo creo que ya tú no tienes más moneditas de 25 ctvs ni en el cuarto, ni en toda Atlanta». ¿Y entonces?
¡Supongo se imaginen en dónde terminaron de secarse mis pantalones porque ya yo no estaba pa una aplicación más!

Check out our other content

Check out other tags:

Most Popular Articles

Verified by MonsterInsights