Por Javier Bobadilla
La Habana.- La encuesta sobre la dolarización en Cuba, que hicimos a través de Telegram, arrojó los siguientes resultados:
-51 por ciento – Peso cubano (CUP)
-48 por ciento – Dólar (USD)
-5 por ciento – Bitcoin (BTC)
Los porcientos no suman 100 porque era de múltiple selección. Yo voté por el Peso cubano y el Bitcoin. La discusión adjunta fue constructiva, y si bien por momentos irónica, no hubo necesidad de silenciar a nadie, ni declarar un Carácter Inamovible e Irrevocable del Grupo de Telegram.
En esta vida no hay nada inamovible ni irrevocable. El protón decae, el agujero negro se evapora. ¿Qué quedará para el ser humano y sus fantasías políticas?
Hay una idea central en la discusión:
El gobierno siempre va a encontrar la forma de cagarla.
¿Porqué se discute entonces?
Porque aún sabiendo que morir es obligado, seguimos tratando de vivir lo más posible.
En el resultado de esta encuesta influyen varios factores. Hay un grupo que vota por el dólar, porque el Peso cubano lo remite directamente al Partido y la Revolución, y el Bitcoin a estafas piramidales online.
Hay quien dice que la dolarización es una protección contra uno mismo. Es un reconocer que no me da la cuenta para andar con esto, y tengo que dejar que sea otro el que lo administre. Aún más, puede ser una defensa contra un gobierno inepto, o malintencionado.
Pero entonces, alguien dice, sabiamente, que si el gobierno es inepto o malintencionado, ¿por qué es el gobierno? Eso nos remite bruscamente a la base de todo, que para no repetir el gastado chiste, no es el limón.
La base de todo es el MIEDO del cubano a tomar las riendas de su vida. A responsabilizarce con sus acciones. A asumir sus errores en caso de cometerlos -que invariablemente se cometen-, y a tomar acción para corregirlos.
Hay un socio que dice que la dolarización no es un fin, sino un medio para lograr un fin. Que una vez estabilizada la economía, se debe revertir a usar un dinero cubano. Otro le contesta que de la dolarización no se vuelve.
Otros, entre los que me incluyo, conservamos un sano nivel de nacionalismo, e insistimos en que si el 90 y pico por ciento de los países usa su propio dinero, ¿por qué nosotros no?
Háganse esa pregunta:
¿Por qué aquí no?
Yo sé todas las justificaciones que me van a dar. Ahórrenselas. Vamos a hablar de DC, Marrero y la Asamblea.
Aquí no acaban de entender cómo funciona un parlamento. Ustedes me dirán también que no les conviene, que etc., etc. Yo les diré que Ellos están hundiendo el barco, y que eso es peligrosísimo. Y que lo del estribo del avión nada más va a funcionar para Raúl y los remanentes de la Familia Real. Cuando caigan las consecuencias de esto que van a hacer ahora, va a ser matemáticamente imposible hacer una transición pacífica en Cuba. Habrán creado el monstruo final, y será indetenible.
Pero volviendo a la Asamblea…
La Asamblea se presenta, y se televisa la reunión. Todo viene discutido, dizque de los grupos de trabajo. Ya no hay diferencias. Nadie sabe qué se discutió. Reverbera inútilmente respecto a la eutanasia, porque es muy importante una Muerte Digna. Más importante que una vida digna, o una alimentación digna, o una atención médica digna. Más importante que la Libertad. Como si hiciera falta la eutanasia en la ley para dejar morir un paciente por falta de insumos y medicinas. Como si la frustración de los médicos se pudiera arreglar con una ley.
DC habla de la economía de guerra. Mete su llantén, amenaza. Nunca nadie lo enseñó a amenazar. Están muy tristes porque no los sacaron de la lista de países terroristas. Todavía no sé esa idea de dónde salió, que fantasía erótica consumieron, que los llevó a pensar eso. En su lugar, capturan un infiltrado allá, de altísimo nivel. Aquí, arremeten con la Lista Negra de Raymond Reddington. Allá, se mean de la risa, todos los de la lista. Algunos, incluso visitan algún país con tratado de extradición con Cuba, para ver si de verdad es verdad. Para creer en tí.
Nadie ha sido extraditado. Tampoco creo que nadie de la lista vaya a viajar a Nicaragua o Venezuela. Una cosa es guapería, la otra suicidio.
Marrero se para frente al cuerpo. Le grita que tiene que subirse las plaquetas, que tiene que aumentar la oxigenación en sangre. Se queda ronco, y le sigue gritando que no pierda más sangre. Le grita al corazón que tiene que seguir latiendo. Le grita a la gangrena que no se coma más células. Le grita a cosas que no tienen oídos, ni entienden su lenguaje. En la mesa, el otrora cadáver ahora es sólo sustancias, materia desorganizada. Pura entropía.
En la TV le montan unos aplausos que no coinciden con las manos.
Planes que tomaron un decenio planearse no han durado más que unos meses, y ahora se sacan este de abajo de la manga…
Les voy a decir algo… Me gustan las medidas de Marrero.
Finalmente, no hay más máscaras. Subirán los impuestos a las importaciones, porque la cerveza está muy barata, y las MiPYMEs ganan demasiado dinero, según ellos. Subirán el combustible, porque el precio es ficticio. No sólo lo subirán, sino que será directamente en dólares para los extranjeros, y a un cambio cercano a la tarifa informal -que es la formal-, para los cubanos. Subirá el precio del transporte estatal, que igualmente es ficticio -el precio y el transporte-. Subirá también el precio de la electricidad y el agua. Subirán, junto con esto, los salarios de los médicos, pero será una burla.
Las MiPYMEs, a su vez, subirán los precios, por los nuevos impuestos, el consumo de electricidad y agua, y los gastos de transportación de los productos.
Porque claro, subirán los precios del transporte privado, por los precios del combustible. O se acabará el transporte privado. Todo puede ser.
Seguiremos sin producir nada, by the way, aunque bajen los impuestos a las materias primas. Nada personal. Es que no queremos producir. No queremos solución, queremos irnos. No queremos formar parte del monstruo final, porque veremos una parte de nosotros que hemos reprimido toda nuestra vida, y después no volveremos a ser los mismos.
En la TV me hablan constantemente de una fábrica de cemento en Cienfuegos, mientras La Habana se derrumba, ya sin control ni interés de nadie. El cemento se lo venden a las MiPYMEs de construcción, pero no hay nadie que pueda contratar una MiPYME de construcción para reparar un edificio de apartamentos de trabajadores de $4000 al mes.
En la TV hay anuncios de reclutamiento para el MININT. Los compañeros que nos atienden se quedan sin gente.
La palabra del 2024 es Inversión. Se repite hasta el cansancio, por uno y otro bando. La Inversión es la Última Magia. Nos va a salvar del colapso, o nos va a salvar después del colapso. La objetividad se fue del país. La Inversión no va a venir, y tampoco es nada personal. Es que el dinero es muy cobarde, y nunca va a lugares de donde no sabe si va a poder regresar.
Las medidas de Marrero me gustan. Dejaron de remar contra el Mælstrøm. Hic est horrenda Caribdis.
En donde quiera que llego, lo primero que me dicen es:
«¿Será este año?»
Y yo les respondo:
«Será cuando ustedes quieran.»
