Por Alina Bárbara López Hernández
Matanzas.- Tres altas fiscalizaciones, una Ley de Soberanía Alimentaria, cifras y cifras, numerosos programas y conceptos, desmedidas loas a altos dirigentes, infinito entusiasmo, aparente espíritu autocrítico, citas textuales, promesas y más promesas, confianza en el futuro, aplausos de los diputados …
De todo vimos, excepto resultados concretos, metas cumplidas, productos en las tarimas, y comida en las mesas. Ni en el Período Especial se vio este abandono de la agricultura.
Dejen de culpar al bloqueo. Hay grandes errores en el proceso que han causado este desastre. Solo algunos ejemplos: Segunda ley de Reforma Agraria que creó los latifundios estatales; la política de concentrar en poblados a la población campesina; las prohibiciones y reticencias que demoraron por décadas la aprobación del mercado libre campesino; la creación de Acopio; el desmontaje de la industria azucarera sin una estrategia para que las tierras dedicadas a cañaverales no quedaran improductivas; los vaivenes y limitaciones de la ley para el usufructo de la tierras; no crear bancos de fomento agrícola; haber reducido drásticamente las inversiones estatales en el sector agrícola para dedicarlas al fomento del turismo.
Si de verdad existiera poder popular en Cuba, no estuvieran en sus cargos dirigentes como estos, los diputados pedirían cuentas en lugar de ofrecer ovaciones y la ciudadanía los sustituiría a todos en las próximas elecciones ya que no tienen la verguenza de renunciar antes.
