Por Esteban Fernández Roig Jr. ()
Miami.- En Pamplona, España, en 1844, Francisco Javier Girón, duque de Ahumada, se encargó de elaborar un reglamento militar que inculcase a los futuros guardias los valores del cuerpo. Así nació “la cartilla” que nos leían a todos los niños cubanos.
MI CARTILLA
Y 100 años más tarde, desde 1944 en que nací: “Vamos de visita a la casa de mi sobrina Pepa Carabeo, si se te escapa un simple “coño” delante de su esposo Joaquín Ortega Castellanos, vas a estar en penitencia”…
“Bájate de ahí muchacho malcriado, que pareces un chivo maromero”.
“Estás muy flaco, tienes que tomar Yodotánico o cualquier otro reconstituyente”.
“Tú eres muy salido del tiesto, vaya, eres un mojón muy atrevido” y, “chico, no creas más en cantos de sirenas”..
“¿Vas a salir? Te quiero aquí antes de las 10 de la noche?”
“Te voy a poner «Vic Vaporub» en el pecho”…
“Estebita, tú te anuncias más que la Coca Cola y te vendes menos que la Salutaris“. “Y…a la escuela no debes ir a comer catibia”…
“Te estás portando muy bien, a mi me parece que tú tienes destemplanza”…
“Límpiate bien los oídos que te va a salir una mata ahí”. «Si no comes te vas a poner flacundengo».
“Ve por la sombrita”. “No trates de adivinar que tu no eres Mandrake el Mago, ni nada parecido”…
“Estás en la edad de la peseta”. “Esteban de Jesús, bájate ya de esa nube”.
Y antes de montarme en la Ruta 33 rumbo a la Capital: “Pasea todo lo que quieras en La Habana sin perder de vista al Capitolio que está cerca de la Zambumbia (Monte y Cienfuegos) de donde salen las guaguas para regresar a Güines, repito, aquí antes de las 10 de la noche”
