Por Pablo Alfonso ( Especial para El Vigía de Cuba)
México DF.-Caminando por la Plaza de la Constitución, más conocida como » El Zócalo», en la ciudad de México, fui testigo de un altercado entre dos mexicanos que, por solo uno rozar al otro, se empezaron a dar trompones sin parar, ante la mirada atónita de los cientos de turistas que por ahí pasábamos.
La trifulca no hizo más que recordarme al único tipo que ha sido enterrado de pie en Cuba. Se trata de Eugenio Casimiro Rodríguez Carta, nacido en San José de las Lajas. Dicen que el hombre más guapo de la mayor de las Antillas: vestía muy bien, pero desprendía » olor a cadáver «.
No le tenía miedo a nada, ni a nadie. Caminaba por las calles de mi natal San José y si tropezabas con él, no vacilaba en sacar el revólver y darte un tiro.
Eugenio se autodenominó como «el más guapo de todos los cubanos». Aunque parezca una paradoja, su vida la inició justo al lado de la ley. Trabajó como agente público en San José. Su labor fue tan meritoria que lo trasladaron a Cienfuegos como jefe de la policía. Ahí se convirtió en un reconocido sicario. Se le acusó hasta de haber asesinado al alcalde de la ciudad, por lo que se le condenó a muerte.
La sentencia fue conmutada por una cadena perpetua. Pero la suerte siempre acompañó a Eugenio Casimiro. Cuentan que un día estaba barriendo el penal, en el Castillo del Príncipe en La Habana, cuando conoció a María Teresa Zayas la mujer del alcalde, con quien comenzó un romance. Pero la bella María, no era una María cualquiera, era, además, la hija del Presidente de la República Alfredo Zayas.
Menuda suerte la de este lajero, que logró el indulto y se convirtió en yerno del mandatario cubano. Ni corto ni perezoso, el habilidoso buscapleitos, se inicia en la política por el Partido Conservador, logrando un escaño en la Cámara de Representante durante tres períodos legislativos.
Cuentan que el matón lajero jamás abandonó su pasado. Aunque no se le pudo comprobar nada, lo vincularon con varios homicidios y ajustes de cuentas, que llevaban su modus operandi, siempre a punta de pistola.
Pero el hombre además de guapo, era un mujeriego. No respetó ni a la mujer que tanto hizo por él. María Teresa lo sorprendió un día con las manos en la masa. Fue tan fuerte el golpe al ver a su marido restregándose con otra, que ahí mismo sufrió un infarto que truncó su vida.
Poco después, el hombre más guapo de Cuba abandonó el mundo de los vivos. Lo enterraron junto al fusil que le dio muerte al alcalde de Cienfuegos y con un billete de 100 pesos que mostraba su afortunada existencia. A petición suya, fue enterrado en el cementerio de Colón, de forma vertical: «un tipo que había caído de pie en la vida, tiene también que caer parado en el infierno» -decía.
Así, el hombre más guapo de mi querido San José y de toda Cuba, murió de pie.
Hoy mi país, implora un hombre como Eugenio Casimiro. Con guapos como él, ni Miguel Diaz- Canel, ni nadie pudiera someter a un país como lo hacen los que desgobiernan la Isla.
CUBA IMPLORA OTRO CASIMIRO, EL GUAPO QUE ENTERRARON DE PIE
