Por Carlos Cabrera Pérez ()
El tardocastrismo está preparando el relevo en el FARINT, donde nombrará ministro al general de cuerpo de ejército Roberto Legra Sotolongo, actual jefe de Estado Mayor General y que ha ascendido meteóricamente de general de dos estrellas a tres, sin que se haya informado públicamente, como tampoco se informó su nombramiento en su actual cargo.
Hasta el momento, se desconoce si la renovación en la cúpula verde oliva incluirá a los actuales viceministros Espinosa Martín y Quintas Solá; ambos mayores de 80 años, pero con peso específico en lo que queda del ejército cubano y teniendo en cuenta que el segundo actúa, desde antes de la muerte de López-Calleja, como Interventor general de GAESA, que se está diviendo en cuatro grandes empresas; aunque siguen las presiones de Díaz-Canel y su grupo para desteñir a parte del negocio; circunstancia a la que se oponen los guardias, que nunca habían vivido tan bien, como desde que Raúl Castro asaltó el poder y destruyó al MININT, en 1989.
Los principales valedores de Legrá Sotolongo (Baracoa, Guantánamo, 1955) son Álvaro López Miera, Ramón Espinosa Martín y Samuel Rodiles Planas por razones diferentes, pero concordantes.
Legrá Sotolongo es un hombre hecho a si mismo y con la suficiente habilidad para repetir ante los perennes micrófonos de la Contrainteligencia que todo lo que tiene se lo debe a la revolución y al general de ejército Raúl Castro y pertenece a la generación de camilitos y cadates prosirios, formados al abrigo del compañero ministro y que prefieren un baño de sangre a la democratización de Cuba. Cuando se pone tierno, ron mediante, cuenta que de niño no tuvo zapatos y que la revolución lo calzó.
Díaz-Canel podría sentirse más cómodo frente a su contemporáneo Legra que al octogenario López Miera, pero los hábitos no hacen a los monjes y Alvarito no tiene nada que demostrar; pero Legra se sabe a prueba y vigilado y no olvida el degüello de Polo Frías, en la víspera del congreso del partido (2021).
Las longevidades de Raúl Castro, Ramiro Valdés y Machado Ventura siguen manteniendo el estatus quo inalterable, pese a los devaneos con Rusia, China y los BRICS, que no van a dar ni la hora.
Los méritos principales del próximo ministro del FARINT son la constancia en el estudio y la superación y la guataquería a Alvarito, como llama en la intimidad a su actual jefe, que sigue con la salud quebrantada y sin ánimos para poner en práctica sus sueños reformistas, que se truncaron el 11 de julio de 2021, cuando ordenó disparar contra el pueblo y tuvo que tirarle de las orejas a Díaz-Canel quien, asustado, pasó del ofrecimiento de diálogo a jurar que la orden de combate estaba dada.
Por Espinosa Martín, Legrá siente respeto desde su paso por el Ejército Oriental, el señor ejército, como charlataneaba Raúl Castro, pero sin llegar a la intimidad que consiguió con López Miera y Rosita, su esposa y madre de su hija, a los que visitaba en el Nuevo Vedado, mientras le preparaban la mansión que ahora ocupan Alvarito y su segunda mujer, mucho más joven que él, pero fea, que es hija de Príkiti (Rodiles Planas), ante quien Legrá se cuadraba, aunque estuvieran de borrachera en una fiesta.
Algunas fuentes del FARINT aseguran que Legrá se ganó definitivamente el favor de López Miera, cuando hizo de tutor del doctorado de Rosita, que tiene una larga trayectoria como profesora en la escuela de cadetes interarmas Antonio Maceo, pero este extremo no he podido confirmarlo.
Frente a sus méritos teóricos y guataqueriles, tiene poca trayectoria militar pura -en parte por su edad- pero en Angola su desempeño fue disuasorio y preventivo porque fue jefe del Grupo Táctico de Lubango, donde no hubo combates.
Y otro hándicap que tiene es su mala fama en el reparto Kholy, donde los vecinos protestaron por sus modos y por apropiarse de un solar contiguo a su casa de entonces; ahora vive en Siboney, pero le estan haciendo una masión por 5ta Avenida y 60, no muy lejos de donde ahora vive recluido el ex ministro de las FAR, general de cuerpo de ejército (r) Leopoldo Cintras Frías (Polo). Pero un general no tiene que ser simpático ni popular.
La designación de Legra Sotolongo como ministro del FARINT, encumbrará a la neoguara raulista, guardias sin historia previa a 1959, pero que ocupan importantes responsabilidades como jefes de ejército, estados mayores, de operaciones y de unidades de asignación directa del alto mando, como la división blindada de Managua, tropas especiales y la Brigada de Exploración Radio Electrónica (BERE); entre otras.
Una vez suba a ministro, se da por segura su inclusión en el Buró Político, que convocará un pleno para analizar los avances en la producción de bicicletas y supositorios de bambú y lo acogerá en su seno, a propuesta del primer secretario.
La jugada reafirmará la condición de subordinado del ministro del Interior, Lázaro Álvarez Casas y su organismo, y la permanente y nefasta influencia de Raulito, el nieto favorito de Raúl Castro, que magonea como si se tratara de una finca particular; haciendo gala de sus escasas luces y su apego a la buena vida. ¿Dónde y con quienes habrá aprendido ese muchacho tales desvaríos?
Raúl no olvida que, cuando ascendió a general de división a López-Calleja; el compañero Lazarito armó perreta porque quería dos estrellas, y no una, como tuvo hasta entonces. Pero tampoco hará nada por moverlo del edificio A de la Plaza de la Revolución porque es un tonto útil y obediente; salvo que se ponga belicoso y no quede más remedio que sacrificarlo en aras de la revolución y el socialismo, que atesoran una plantilla inflada enorme de damnificados.
Habría que inventar el caprichómetro para calcular cuánto han costado a Cuba los caprichitos de Raúl.
El secretismo en el ascenso de general de división a general de cuerpo de ejercito a Roberto Legrá Sotolongo, confirma que el presidente Díaz-Canel mintió como un bellaco en su fallida entrevista-masaje con Arléen Rodríguez Derivet, ante quien prometió mayor agilidad informativa; cuando allí todo se mueve cual cangrejo en un tanque de miel.
