Por El Estado como tal
La Habana.- La “conversación” en la Mesa Redonda sobre agricultura fue una disertación ideológica, entendida no solo como explicación falsa de la realidad -desde el poder -para impedir el cambio- (a lo Marx), sino también como práctica inconsciente, porque “gozan con ella” (a lo Žižek).
Lo digo en clave marxista para ver si se entiende mejor desde la perspectiva oficial cubana: Si para Marx el velo ideológico (“conciencia falsa”) resultaba en que “ellos no lo saben, pero lo hacen”, para Žižek “ellos saben muy bien lo que hacen, pero aun así lo hacen”.
Lo que rezuma la narrativa oficial sobre el agro cubano es la contradicción entre el entendimiento de que la seguridad alimentaria descansa sobre el sector privado y la censura política a la creación de un sector privado moderno que refuerce la seguridad alimentaria.
En vez de mover el centro de gravedad del agro desde una pequeña producción mercantil lastrada por restricciones hacia una agricultura privada capitalista, incluyendo empresas grandes, el enfoque oficial mantiene el “dirigismo” estatal, ahora con mayor peso oficial local.
Se ha experimentado una década perdida: con la excepción de la categoría “viandas”, la producción de siete importantes alimentos fue inferior en 2022 al nivel registrado hace diez años. La crisis comenzó antes de la pandemia y la política agropecuaria ha sido incapaz de resolverla.
La crisis del agro se agudizó en 2022 y la información parcial sobre 2023 indica una situación grave. Cabría esperar un cambio sustancial de política agropecuaria, pero lo que se sigue escuchando es un relato de “comisión de embullo”.
