Por Fernando Clavero
La Habana.- Hasta hace 72 horas Mijaín López me caía bien. Me parecía una buena persona, un gigante bonachón que se prestaba para algunas cosas, tal vez porque no podía hacer otras, y era su forma de mantener su estatus, su Mercedez Benz, de conseguir sin problemas las grandes cantidades de alimentos que necesita para cada semana o sus botellas de ron, porque con una no le alcanza para una velada.
Pero, de pronto, cayó en el mismo saco que el árbitro Luis César Valdés, y los peloteros Juan Padilla, Germán Mesa, Javier Méndez, Ariel Pestano y Víctor Mesa: el saco de los descarados oportunistas que se prestan para cualquier cosa con tal de agradar al régimen.
Organizadores de los Panamericanos en Chile prohiben a cubanos ondear banderas cubanas con lemas como Patria y Vida. La libertad de Expresión cortada para agradar a la Dictadura de La Habana pic.twitter.com/q9IwIBm9be
— Vigia de Cuba (@VigiadeCuba) October 25, 2023
Mal paso el del cuatro veces campeón olímpico de lucha grecorromana al golpear a un joven cubano que en un estadio de Chile enarbolaba una bandera de la isla con un letrero de Libertad para Cuba. Su actuar dejó mucho que desear y ojalá la demanda interpuesta por el joven exiliado villaclareño ante la Policía de Carabineros proceda y tenga que quedarse en Santiago a esperar un juicio y luego pagar una indemnización de más de 20 mil dólares.
Es lo menos que le puede pasar a un hombre que no tiene necesidad alguna de golpear a nadie, porque eso en lugar de darle le quita. No hay un cubano digno que lo respalde, aunque la clake del sistema hasta lo querrá condecorar, cuando él no necesita condecoración alguna, porque sus cuatro títulos olímpicos lo colocan por encima de cualquier otro atleta nacido en la isla.
Como persona, eso sí, para mí está enterrado. Pudo hacer lo mismo que las otras glorias deportivas que la delegación cubana llevó a Santiago de Chile, pero prefirió no pasar de largo. Quiso congraciarse con los segurosos del grupo y ojalá Lle llegue su castigo.
No puedo decir que eso no lo hubiera hecho con alguien en igualdad de condiciones, porque es posible que no haya en Cuba, ni entre los exiliados, nadie con su físico imponente. Tendría que ser contra alguien armado, a ver si se atreve de verdad a golpearlo. Además, los miembros de la delegación en la grada eran muchos, y el joven exiliado estaba solo, con su bandera y una mochila.
El Vigía de Cuba tiene vídeos originales del jovencito hablando, asustado, todo por culpa del mismo Mijaín que tiene entrada gratos en todos los lugares de Cuba, al que el gobierno le cambia el auto cada cierto tiempo, que ahora anda en Mercedes, que va al Complejo lácteo a recoger helados por cantidades y al que el sistema de atención a personalidades del Consejo de Estado le lleva su correspondiente canasta básica cada mes.
La de él no es la de la bodega, aunque tal vez tampoco sea la de Esteban Lazo o Ramiro Valdés, pero está bien surtida y hasta copiosa, con bebidas raras y caras. Por eso defiende al régimen, porque no vive como la mayoría inmensa de la población, a la que, con su actuar, ha dado la espalda.
Increíble que esto pase en Chile, posiblemente el país más democrático de América Latina pic.twitter.com/717a3mEvWZ
— Vigia de Cuba (@VigiadeCuba) October 25, 2023
Pobre hombre es Mijaín. Puede tener dos casas, auto bueno, amigos en la cúpula gobernante, asignaciones de dinero y reconocimiento internacional, pero es un pobre diablo, alguien que un día se verá como andan ahora Osvaldo Lara, Abel Sarmiento, Félix Morales o Alberto Blanco, por citar algunas glorias de las cuales se olvidó el castrismo.
Cierto que él no es ninguno de esos, que sus glorias son inmensamente más rutilantes, pero se lo merecería por su actuar mezquino y tan bajo como el de Víctor Mesa, un oportunista que ahora vive en Miami, a costa del dinero que ganaron sus hijos cuando firmaron con los Marlins -cualquiera sabe por qué acto de generosidad mayúsculo de Derek Jeter- pero mantiene hasta cinco casas en Cuba. Una de ellas en La Habana y otras en Santa Clara, Playa Larga y Varadero.
Aquel también debería pagar, pero se las arregló para llegar hasta el otro lado del estrecho de La Florida y mantener allí el perfil bajo que no tuvo en Cuba.
Mijaín López es tan habilidoso como este, solo que yo no lo sabía y por eso lo admiraba. Desde hace 72 horas ya no tanto.
