LA HISTORIA DEL PRIMER NEANDERTAL DESCUBIERTO QUE FUE IGNORADO POR LA CIENCIA

CURIOSIDADESLA HISTORIA DEL PRIMER NEANDERTAL DESCUBIERTO QUE FUE IGNORADO POR LA CIENCIA
Tomado de MUY Interesante
Cráneo Engis 2, el primer fósil de neandertal descubierto

Cráneo Engis 2, el primer fósil de neandertal descubiertoThilo Parg / Wikimedia

Los orígenes de la paleontología humana

La paleontología humana empezó a tomar forma como disciplina científica durante el siglo XIX. Claro que la metodología y el conocimiento en cualquier ámbito científico no nace de la noche a la mañana, sino que son fruto de un proceso en el que se combinan muchos personajes, trabajo, ensayos y errores hasta dar con respuestas certeras. De hecho, en un primer momento se generó un debate acerca de la existencia o no de fósiles humanos, puesto que aún se desconocían las especies humanas que precedían a Homo sapiens en la evolución. Tal y como cuenta Francisco Pelayo, del Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación:

“Como la mayor parte de estas alusiones describían falsos «hombres fósiles», Georges Cuvier, paleontólogo de gran influencia en los medios científicos europeos, presentó estos errores para argumentar que no había datos positivos que demostraran la existencia de restos fósiles humanos. En cualquier caso, los textos y grabados en los que aparecieron descritos o representados huesos humanos petrificados, dieron lugar a los primeros debates científicos que precedieron al posterior desarrollo de la paleontología humana”.

Tuvo que pasar casi un siglo para que los científicos se dieran cuenta de un punto de inflexión en la paleoantropología que había pasado desapercibido. El propio descubridor del primer neandertal hizo una escueta mención sobre el momento. El médico y naturalista holandés Philippe-Charles Schmerling escribió: “en el mes de septiembre de 1829, hice el primer descubrimiento en Chokier”. Se refería al primer hallazgo de los varios que hizo en la provincia de Lieja, en Bélgica. Destacaron, sobre todo, dos cráneos extraídos de una cueva localizada en Engis.

El niño de Engis

El primero de los cráneos, Engis 1, parecía ser el de un adulto, pero Schmerling reconoció en él rasgos primitivos y concluyó que se trataba de una persona con facultades intelectuales limitadas que debió vivir en un grado de civilización muy pobre. El segundo de los cráneos, Engis 2, se conservaba casi al completo, pero se deshizo en pedazos cuando Schmerling lo extrajo de la superficie donde estaba incrustado. A pesar de ello, las características de este segundo cráneo apuntaban a que se trataba de los restos de un niño. Schmerling publicó sus hallazgos y teorías en dos volúmenes que vieron la luz en 1833 y 1834. Faltaban 24 años para que Charles Darwin publicara El origen de las especies y revolucionara la ciencia, hasta entonces quedaba un largo trecho por recorrer hasta el pasado más remoto de la especie humana.

El fósil de neandertal conocido como el niño de Engis

El fósil de neandertal conocido como el niño de EngisThilo Parg / Wikimedia

El valle de los neandertales

El paleontólogo alemán Johann Carl Fuhlrott encontró unos fósiles en 1856 en el valle de Neander, en Alemania. Pensó que podían tratarse de los restos de algún animal, pero se los mostró a Hermann Schaaffhausen, un antropólogo y anatomista alemán que identificó los fósiles como humanos. El siguiente paso importante no se produjo hasta 1864, cuando William King describió los restos no solo como humanos, sino de una nueva especie humana a la que llamó Homo neanderthalensis. Sin embargo, King los situaba más cerca evolutivamente de los chimpancés que de los humanos modernos, y otros científicos de la época directamente decían que aquellos huesos no eran más que los restos de humanos deformes. Las dudas se fueron despejando con el hallazgo de más restos neandertales en diversos puntos del continente europeo, lo que confirmó que se trataba de la anatomía de otra especie humana, más antigua a la nuestra, y no de esqueletos modernos con anomalías.

No fue hasta 1936, 107 años después de su descubrimiento, cuando el paleontólogo Charles Fraipont volvió a analizar el fósil del niño de Engis, que se había mantenido conservado en la Universidad de Lieja. Reconstruyó el cráneo y concluyó que se trataba de un fósil de neandertal, el primero del que se tenía constancia hallado por investigadores.

Las afirmaciones de Fraipont fueron corroboradas en 1957 por el antropólogo checo Jan Jelinek. Con métodos de datación más desarrollados, confirmó que el niño de Engis tenía una antigüedad de unos 35 000 años y que murió cuando tenía entre 3 y 5 años.

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