PATRONS

Por Arturo Mesa ()
…de la serie (Los Atlantianos)
Atlanta.- Por aquello de “denunciar enérgicamente”, como me ha enseñado mi amigo Bruno, hoy tengo ganas de denunciar enérgicamente a algunos de mis profesores de inglés.
Resulta que ayer llegué temprano al trabajo y uno de los gerentes me dice antes de abrir el restaurante: “Arturito, tú crees que puedas recoger los conitos del parqueo para que la gente pueda parquear”. Y allá se fue Arturito dispuesto a cumplir su primera misión del día, pero cuando llego me fijo en un cartel que dice que ese espacio está reservado para los “Patrons” del restaurante.
Eran 18 conitos contados por mí y colocados delante de 18 espacios para autos y ahí es cuando pienso: «¡coño, qué manera de tener dueños el restaurante este!», y uno pensando que el socialismo no había llegado a suelo Atlantiano.
En fin, regreso con mis conitos, los guardo y misión cumplida. Al poco rato viene una pareja a comer y la mujer me pregunta si estaba bien parqueada detrás del edificio y uno, pa no meterse en lío, le dice que ese parqueo es para los “Patrons” del restaurante y la mujer se va de lo más tranquila y se sienta a comer.
Lo jodío de no tener tipo de Latino es que la gente te mira de arriba abajo y al momento supone que uno se ha metido la vida parqueando en todos los recovecos de esta ciudad.
Primera pregunta de Arturito: ¿Será ella una de las dueñas del lugar? Segundo cuestionamiento: Coño, pero si ella es de las dueñas de este lugar se supone sepa mejor que yo en dónde parquear. Tercera: ¡Ay mi madre! ¡¿Y si le llevan el carro a la mujer?! Por suerte mi presión todavía está en talla pero la verdad es que hasta me puse medio nervioso.
Cuando la curiosidad ya no me dejaba ni pensar voy pa’ donde está el gerente de habla hispana y le pregunto: oye, ¿esa mujer es accionista de este lugar o algo de eso? Y el hombre me responde que no.
̶ Chico, es que dice que parqueó detrás del edificio en donde estaban los conitos.
̶ Ajá, ¿y?
̶ ¡Cómo que “y”! Ahí dice clarito que el parqueo es pa los patrones del restaurante, ¿y si la policía le lleva el carro por estar mal parqueada?
Entonces el jefe casi que me lanza la carcajada en pleno rostro.
¡Patrons, mijo, patrons! -y se ríe el hombre a más no poder-. El patrón es el cliente regular de un lugar. Cualquiera que venga a comer aquí se convierte en Patron.
¡Ahhhhhhh! Le digo –molesto por la risita- igualito que en nuestro idioma, ¿verdad? –ya no me podía aguantar la ironía ni con el jefe-. ¡Patrón! ¡Na, uno ahí, que tiene hambre! “Oh, atiendan, por ahí viene el patrón, pobrecito, que alguien le dé algo de comer por favor, un ostioncito, o un tomate verde frito, -le digo.
Y el hombre, al parecer, ya me da por loco y me dice, «me parece que vas a tener que estudiar inglés otra vez. Hazme el favor de ir a atender la puerta, anda y no jeringues más».

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