LOS PANAMERICANOS DE CHILE, UNA MUESTRA DE LA DEBACLE CUBANA

SUGERENCIAS DEL REDACTOR JEFELOS PANAMERICANOS DE CHILE, UNA MUESTRA DE LA DEBACLE CUBANA

Por Fernando Clavero

La Habana.- Por años, Cuba fue una potencia deportiva continental. En cada edición de los Juegos Panamericanos, solo Estados Unidos quedaba por encima de la isla caribeña en el medallero general. Incluso, en una edición, la de La Habana 1991, los anfitriones quedaron por encima de los norteamericanos en el cómputo total de preseas.

Los deportistas de la isla arrasaban en varios deportes individuales, como las pesas, la lucha grecorromana y el boxeo, y se llevaban importantes premios en atletismo y en deportes colectivos, con el béisbol como abanderado, además de voleibol o polo acuático, por solo mencionar otros dos.

Pero todo eso es agua pasada, y lo voy a demostrar contraponiendo el medallero de varias de las ediciones anteriores con el de Santiago de Chile, aunque la actual lid apenas acaba de comenzar.

Para no ir al origen mismo de la competición continental, en Buenos Aires 1951, tomaremos como referencia lo que ocurrió desde Winnipeg, Canadá en 1967. En la referida urbe canadiense, la delegación cubana terminó sexta con siete títulos, y 47 preseas en total. Por el número de medallas, se ubicó cuarto, pero Estados Unidos, Canadá, Brasil, Argentina y México la aventajaron en la parte alta del podio.

Cuatro años después, en Cali, la delegación cubana superó el centenar de metales y escoltó a Estados Unidos, con 31 preseas áureas. Salvo Canadá, que ganó 19 títulos y 80 preseas, la escuadra antillana superó por más de tres veces lo alcanzado por el resto de las naciones participantes, incluida Brasil.

No conforme con esa actuación, en México 1975 Cuba continuó su ascenso. Mantuvo a Canadá como tercer país y llegó a 134 preseas, 56 de ellas de oro. Los anfitriones apenas llegaron a 60, con nueve títulos, para el cuarto puesto. Por entonces, los dirigentes cubanos solo hablaban de potencia deportiva y se avecinaban grandes momentos, incluso en Juegos Olímpicos, con el segundo oro de Teófilo Stevenson y el doblete de Alberto Juantorena en Montreal 1976.

En San Juan 1979, a pesar del salto enorme de Canadá, que llegó a 138 medallas en total, Cuba volvió a ser escolta de Estados Unidos con 64 preseas de oro y 145 en general. Argentina, Brasil y México quedaban muy por detrás, tanto que entre todos no podían igualar lo conseguido por los cubanos.

Caracas 1983 fue más de lo mismo. Cuba sumó 79 título y llegó a 175 medallas. Solo Estados Unidos seguía por delante, y los ocupantes de los puestos del cuarto al sexto, Brasil, Venezuela y México, no daban en la suma total para alcanzar a los antillanos. El discurso oficial estaba de plácemes, porque demostraban que lo de Moscú 80 y aquellos ocho títulos olímpicos no había sido una casualidad.

Entonces llegó Indianápolis. Como era de esperar, la delegación anfitriona arrasó, pero Cuba mantuvo las 175 medallas de la edición anterior, con cuatro oros menos. Y los dueños de los puestos del cuatro al siete no sumaron, entre todos, las medallas de Cuba.

En 1991 fue Cuba la dueña del medallero general con 352 metales de todos los colores, más del doble de la cita previa, aunque, con 130 títulos, cedió en 10 frente a Estados Unidos. Era el boom del deporte cubano y desde Cuba alardeaban de un poderío que explotaría un año después con una docena de títulos olímpicos en Barcelona 1992, pero, desde entonces, comenzó el éxodo de las grandes estrellas de cualquier deporte, se acentuó la crisis económica y las políticas equivocadas de los dirigentes de la isla, y todo lo avanzado se perdió.

Sin embargo, en Mar del Plata, en 1995, aún se superaron los 100 títulos -112 en total- y se llegó a las 238 preseas, siempre como segundos de la más grande potencia del deporte mundial. El resto de los países de América, Canadá incluido, andaban muy lejos.

Cuando la lid Panamericana regresó a Winnipeg, en 1999, Canadá fue segunda en el medallero general con 196 preseas y solo quedó a cinco títulos de Cuba -64 a 69-, que marcaba un bajón considerable. Y las medallas que dejó de ganar Cuba fueron al cuello de deportistas de otros países, entre ellos Brasil, que superó el centenar de ascensos al podio. Estados Unidos volvió a dominar.

En Santo Domingo 2003, Cuba recuperó el segundo puesto continental con amplia ventaja sobre el resto. Incluso superó los títulos de cuatro años antes, pero Brasil subió hasta 123 preseas para terminar cuarto, y dejar claro que en Río de Janeiro 2007 habría que contar con ellos.

En casa, los suramericanos fueron segundos en el medallero general con 161 metales, 26 más que Cuba, que, aunque cayó en títulos (59), ganó cinco más que los anfitriones. Lo demás estuvo más o menos igual, con Estados Unidos de dominador absoluto y Canadá como cuarto.

Para Guadalajara 2011 el acecho al segundo puesto de Cuba como potencia deportiva continental se incrementó. La crisis del país, la fuga de deportistas, las pésimas condiciones de sus instalaciones, y la abulia gubernamental empezaban a pasar cuenta. A pesar de eso, consiguió 58 oros, solo por detrás de Estados Unidos y terminó tercero, por detrás de Brasil en el total.

Ya en Toronto 2015 cayó al cuarto puesto, con apenas 36 medallas de oro y 97 en total, cifras aún muy buenas, pero que hablaban a las claras de que todo iba cuesta abajo. Incluso, pudo haber terminado quinta en el total, porque México se colocó apenas a dos preseas por detrás (97-95).

Para entonces, los medios de prensa de la isla, que en ediciones anteriores atiborraban a oyentes, lectores y televidentes con aquello de las medallas, comenzaron a hacer mutis y a reflejar solo las hazañas de algún deportista individual. Y llegó Lima y Cuba cayó al sexto puesto con 100 medallas en total, de ellas 33 de oro. Ahora no solo Brasil y Canadá estaban por delante, sino México y Argentina también.

Y al momento de redactar estás líneas, Cuba es décima en el medallero general de Santiago 2023 y séptima por títulos, con apenas tres oros, cuando Estados Unidos ya va por 51 y México y Canadá andan por 22 y 20, por ese orden.

Un amigo, muy entendido en esto del deporte, cree que la delegación cubana rondará las 33 preseas en total, una cifra que no cambiará mucho su ubicación pero que la dejará mal parada en relación a las potencias deportivas de las Américas.

Los Panamericanos son solo una muestra. Cuba cedió todo el protagonismo que tenía en Juegos Olímpicos y Centroamericanos, y en deportes colectivos como el béisbol y el voleibol, en tanto el país se hunde en la peor crisis económica de su historia, con un gobierno inoperante, incapaz de revertir la situación, que solo sabe culpar al bloqueo de Estados Unidos como causa de todos los males, a pesar de que existe desde casi el mismo tiempo que eso que llaman revolución.

Los Juegos de Santiago de Chile serán la estocada final al deporte cubano, una de las conquistas de las cuales alardeó alguna vez la cúpula castrocomunista, junto a la Salud y la Educación, y que también van cuesta abajo.

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