Por Irán Capote ()
Pinar del Río.- Seis menos cuarto y yo con todo listo para ver el programa especial de la TV Cubana. Y se apareció mi querida vecina.
ZULEIDY: Niño, tengo un problema y me tienes que ayudar…
YO: Zuleidy, asere. Quiero ver «al hombre.»
ZULEIDY: Papi, lo vemos juntos mientras me ayudas a ponerme esto.
Sacó un recipiente y una manguerita con un pitoque plástico.
YO: Qué es eso, Zuleidy?
ZULEYDI: Papi, un enema. Necesito que me ayudes con esto porque no tengo confianza con más nadie en este edificio.
YO: Y eso qué es ? Cómo se usa?
ZULEIDY: Fácil, Nene. El pitoque va por «ahí», por «el lugar», «por atrá». Tú tranquilo, Nene, que yo me tapo con una sábana. No tienes ni que tocarme. No vas a ver na. Lo tuyo es subir y bajar el cubito este cuando yo te diga. Mañana tengo que hacerme una prueba en «eso ahí «.
Dudé, pero reconocí en su vergonzosa petición que nadie más le tiraría el cabo en ese edificio. Acepté, con la condición de que hiciera estricto silencio.
Todo listo. Y el hombre en la pantalla. Yo atento, con el cubito elevado mientras el pitoque estaba en su sitio. Sucede que mi Panda tiene problemas con la recepción ideológica. Quise decir, analógica. Y cuando más embullado estás empieza con «el hormigueo «.
Y el hombre se presentó, de lo más cordial él. Hablaba de resistencia, cuando la antena dejó de resistir. Y el hormigueo no dejaba ver ni oír.
En otro momento histórico, yo hubiera cogido la antena en la mano para que la señal mejorara un poco. Pero, como esta vez tenía en la mano el cubito del enema de Zuleidy. Pues no había manera.
Aún así, lo intenté. Cogí el cubito del enema en una mano y la antena en la otra. La señal iba y venía. Empecé a maldecir. Y la Zuleidy, que tenía tanto interés como yo gritaba
ZULEIDY: !!!!Baja baja, bajaaaa!!!
Y yo me pongo a bajar el volumen.
ZULEIDY: No, niñooo, el televisor nooo. Baja el cubo, el cuboo que me revientoooo. Estoy inflá de aguaaa. ¡¡!!Ya no resisto más esto!!!
Me puse nervioso ante los gritos de la Zuleidy que seguía llenándose de agua.
El hombre de la tele decía que por la mañana había que reunir fuerzas. Yo quería atender al televisor y a Zuleydi. Pero ya saben cómo tengo la cabeza.
En vez del cubo bajé la antena. Y subí más el cubo. Zuleidy, furiosa, no pudo resistir más y el pitoque salió disparado y se encajó en el centro de la pantalla del televisor.
Cogí un insulto que por poco le encajo la antena donde tenía puesto antes el pitoque… Pero la pobre ya se estaba yendo a chorros de agua por la taza del baño.
En fin… Necesito un técnico de televisión antes de las 11 de la noche para ver la retransmisión de la Mesa Redonda.
