PRUEBAS DE INGRESO

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Oscar Durán

La Habana.- Dice Aylín Álvarez, Primera Secretaria Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) que “aspiramos a que la mayor parte de los jóvenes puedan realizar una carrera universitaria y se preparen para el futuro”. Tal aberración está marcada por el inicio hoy en el país de las pruebas de ingreso a la Educación Superior.

¿Futuro? Esa palabra desapareció del cubano hace buen rato. Con la situación ahora mismo en Cuba, los resultados de esos exámenes deben ser catastróficos. Nadie puede tener éxito en una prueba, con el refrigerador vacío y setecientos problemas por la crisis prolongada. Y el éxito es directamente proporcional al futuro.  

Claro, la dictadura nunca va a reconocer sus fallos, pero ellos saben el desastre aunque lo justifiquen. Si, por ejemplo, en Ciego de Ávila, de los 582 estudiantes que rendirán las pruebas -cifras reales, según El Invasor-, más de la mitad no obtienen el puntaje requerido para entrar a la universidad, la Ministra de Educación, muy fina ella para la ocasión, se sentará en la Mesa Redonda y mirando a Randy Alonso exclamará: el sistema educacional solo tiene 1% de culpabilidad antes estos malos resultados. El 99% de culpa es del bloqueo.

Aquí en mi barrio, para que tengan una idea, hay dos bailadores de reguetón fanáticos a Wow Popy. Hoy hicieron el examen de Matemática. Ni ellos mismo saben cómo salieron. Quieren estudiar Medicina para evadir el Servicio Militar. De vez en cuando los ayudo con una repasadita de Español e Historia y, cuando se van, termino con diarreas psicológicas porque no saben conjugar un verbo en la segunda persona del singular.

Si ese es el futuro que dice la Secretaria de la UJC, entonces estoy de acuerdo con ella. Sin embargo, le faltó ponerle el apellido: futuro de mierda. Esos mismos muchachos cogerán medicinas, nadie lo dude. Se graduarán a lo como sea y los mandarán, en un inicio, a un consultorio médico para después montarlos en un avión a una misión internacionalista. A embarcar a medio mundo y a dejar en ridículo la medicina cubana. Aunque nada de eso le interesa al régimen, mientras sigan cayendo los verdes a la cuenta corriente de los Castro.

Pobre estatua Alma Máter. Recibiendo, con los brazos abiertos, a muchos jóvenes sin un mínimo de conocimiento para estudiar en su feudo. Y la dictadura metiéndolos a empujones en cuanta universidad haya. Cuando pasen cinco años, se graduarán sin saber nada y serán unos monigotes. Vivirán agradecidos de una “Revolución” que, más que ayudarlos, los embarcó y les prometió un futuro. Un futuro de mierda.

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