Por Jorge Menéndez
Madrid.- Los que quieran construir serán bienvenidos. Estas fueron las ilustres palabras de otro señor mas ilustre aun, Miguel Díaz-Canel. Palabras dedicadas, en New York, a la comunidad cubana, deseosa de invertir en Cuba.
Me remito ahora a varios proyectos de esa misma comunidad, que fueron tajantemente rechazados, hace unos años, por este mismo señor. Hubo un proyecto para producir tractores de bajo costo en Cuba, para que el campesinado cubano pudiera labrar la tierra, pero lo rechazó Canel y, en su defecto, los dueños del país se fueron a comprar tractores bielorrusos, mucho más costosos y gastadores.
Hubo otro proyecto, denegado también, de un productor mayorista de comida y ferretería, quien pretendía expandirse desde la Habana a todo el país, mediante la habilitación de modernos almacenes. Esa potestad, según he podido saber, ha sido otorgada a una empresa argentina, a otra española y a empresas rusas.
¿Cuánto tiempo ha transcurrido desde entonces? Cuatro o cinco años, creo, y no han hecho absolutamente nada.
Entonces, yo le preguntaría al señor Díaz-Canel cómo nos invita ahora a construir, cuando él, y solo él, se ha cargado al país. ¿Con qué moral habla de construir? ¿Qué ha cambiado para que ahora la comunidad cubana sea invitada a construir?
Todos, absolutamente todos, los proyectos de la comunidad cubana, que en su día le fueron presentados, los denegó, solo por su procedencia, mientras se aprobaba cualquier otro que tuviera pasaporte de otro país.
Los tiempos cambian, los proyectos pasados se empantanan por falta de materias primas, por el corralito que el Estado le mete a las divisas que generan esos negocios, por una inflación de tres dígitos. Precisamente hoy el euro rompió récord al cotizarse a 257 pesos.
El impago de deudas y la falta de financiamiento se cargan las perspectivas de cualquier negocio. Hay cero garantías de inversión, de repatriación de capitales, porque en Cuba tú no eres dueño de tu dinero. Entonces, ¿quién será el loco que irá a tirar su dinero a Cuba?.
Las buenas intenciones no bastan y Cuba ademas de adueñarse, con corralitos, del dinero de los inversionistas, tampoco paga a sus acreedores por más que digan que honra sus deudas. Cuba es una tierra envenenada, donde lo que se siembra perece porque no hay clima de libertad de negocios y a la larga todo se reprime y se prohíbe por los corruptos que nos dirigen.
El sistema socialista es un cementerio al emprendimiento de cualquier origen.
El gerente de la compañía española Balearia tiene entre sus grandes sueños unir Maimi y La Habana. Estaría dispuesto a invertir 25 millones en el puerto de La Habana para adecuarlo al atraque de las naves de su compañía. Propone, ademas, revivir el servicio de la lanchita de Regla con lanchas que trabajan con energía solar. Justo es señalar que este servicio se encuentra parado en Cuba desde hace meses por la carencia de lanchas.
Este proyecto, sin embargo, se encuentra paralizado desde el 2015, porque el gobierno cubano no lo ha autorizado. Entonces, ¿cómo Canel nos habla de construir?
En momentos en que las líneas aéreas cortan sus viajes a Cuba y la llegada de turistas a la isla está a la baja, este sería un proyecto superinteresante, que traería muchísimos visitantes y moneda dura.
Canel nos habló en su día de «La Coyuntura» y al cabo de no se ya cuántos años me pregunto a dónde hemos llegado, de qué logros puede alardear. Solo queda saber hasta cuándo seguiremos aguantando a este degenerado.
