UNA SERIE DE EVENTOS DESAFORTUNADOS

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La Habana.- La Asamblea de Cineastas expone todas las vicisitudes que ha atravesado en los últimos meses, incluso para reunirse o para rendir homenaje a un cineasta fallecido, en medio de manipulaciones e idas y vueltas del ICAIC, el gobierno, los organismos que, supustamente, deberían facilitarle el trabajo. Por la importancia del texto, se los dejamos acá, íntegramente.
PREÁMBULO.
Desde el 4 de este mes habíamos solicitado al ICAIC la sala del 23 y 12 o cualquier otro espacio donde pudierámos tener nuestra Asamblea de Cineastas. Como muchos creadores de otras provincias tienen interés en participar de forma presencial, necesitábamos una confirmación con tiempo para que ellos pudieran hacer su viaje. A diferencia de ocasiones anteriores, esta vez, la respuesta demoró tanto que tuvimos que buscar alternativas.
Primero, programamos tener nuestra cita el día 15, fecha en que celebrábamos los primeros tres meses de iniciado todo este movimiento. El ICAIC nos solicitó cambiar de fecha pues por esos dias tendría lugar la Cumbre de los 77+China. Nos pareció lógico y accedimos a ese cambio quedando el día 20 como nueva fecha. Actuamos con responsabilidad y decencia.
Sin embargo el día 15 el MINCULT citó en ese mismo cine a un grupo grande de creadores para discutir LA BANCARIZACIÓN en el sector artístico. El Grupo de Representantes de la Asamblea de Cineastas de Cuba no fue invitado. Ni uno solo de sus 11 miembros estuvimos en el listado. A pesar de ello, cuatro de nosotros asistimos y expusimos todos los problemas (sin encontrar respuestas) que tal medida ha generado en nuestro ámbito.
Justo al terminar el debate sobre la Bancarización fuimos informados por la vicepresidencia del ICAIC (Roberto Smith y Ariel Montenegro) que podíamos usar el cine para el 20 de Septiembre. Roberto llegó a decir que siempre podíamos contar con las salas, que ese era también nuestro espacio. Habían pasado doce días de nuestra petición.
Aprovechamos ese breve intercambio para preguntar cuándo sería la próxima reunión del Grupo Temporal de Trabajo (GTT) que ha creado el gobierno para atender “los problemas del cine” , planteando una vez más que no entendemos por qué no hemos sido invitados a esos debates y ambos vicepresidentes nos aseguraron que no sabían cuándo sería y que el ICAIC no es la entidad que invita a los creadores a esas reuniones. O sea, que aunque el instituto es la máxima entidad encargada del desarrollo del cine cubano, los que deciden quiénes van o no a las reuniones con el GTT parecen ser los del Ministerio de Cultura.
Cuatro días después, el pasado 19 de septiembre tuvo lugar la cuarta reunión del GTT y como era de esperar, tampoco fuimos invitados. En el Noticiero de Televisión pasaron una reseña “feliz” que no mostró en absoluto los candentes debates que allí tuvieron lugar, ni los planteamientos que hicieron los cineastas elegidos por el ministerio. Ante la suspicacia de algunos de nosotros en relación con una reunión celebrada 24 horas antes que la nuestra, supimos que había sido pactada desde el mes de Agosto, dato curioso porque la dirección del ICAIC nos había dicho que ellos nada sabían.
PRE-ASAMBLEA.
Días antes, habíamos manejado la idea de depositar un ramo de flores a nombre de la Asamblea, en el lugar donde reposan los restos de Nicolás Guillen Landrián desde el 2003. Eso se haría al terminar la reunión y para tal ocasión hablamos con su viuda Gretel Alfonso para que nos acompañara. Gesto que nos parece justo con la trayectoria y obra de un artista excluido durante décadas por “maldito” y que ha terminado siendo un referente para las nuevas generaciones de creadores cubanos.
Los días 18 y 19 a varios de nosotros nos comenzaron a llegar por muy diversas vías, preocupaciones y comentarios cargados de recelo sugiriéndonos que abandonáramos ese homenaje. También llamaron a la viuda del cineasta para lo mismo. Por tanto, intuimos el motivo de la urgente cita en el ICAIC.
Nos esperaban el Intendente del municipio Plaza y Tatiana Viera, Coordinadora de Objetivos y Programas del Gobierno en La Habana para informarnos, con mucho respeto, que no habíamos solicitado permiso para depositar esa ofrenda en el camposanto. Aceptamos nuestro error por desconocimiento de lo que está establecido pero les explicamos la naturaleza de la acción que pretendíamos llevar a cabo, asegurándoles que no se trataba de una procesión, ni de nada que pudiese obstaculizar el trabajo habitual del cementerio. Solo éramos unos pocos que pretendiamos hacer un homenaje cargado de simbolismo, sin ningún tipo de arengas, ni discursos. Ella comentó su preocupación pues en una llamada a Fernando Rojas, éste le había dicho que podíamos ser cerca de cien personas allí.
Luego de un intercambio acordamos que solo asistiríamos 15 miembros de la Asamblea acompañando a Gretel Alfonso, hasta el nicho fúnebre. Nada de prensa, ni de multitudes, solo respeto y silencio como siempre lo pensamos. Estos dos funcionarios aceptaron nuestra propuesta.
LA ASAMBLEA.
Arrancó muy bien. Pudimos dar lectura al recuento de todo lo acontecido en estos tres meses de intenso trabajo, también a nuestra próxima declaración y se abrió el debate con los más de ochenta asistentes, pero al poco rato comenzaron los problemas.
Súbitamente bloquearon la conexión a INTERNET para todos los participantes dentro del cine, dejando a los que ya estaban comunicados desde las provincias y otros países, ciegos y sordos. Ni vídeo, ni sonido. Toda la mañana estuvimos “confrontando problemas”, la conexión entraba unos pocos minutos y luego la perdiamos, alguien intentaba hablar y se interrumpía.
Recordamos entonces que existe una obsesión de las autoridades con el registro. Solo ellos pueden grabar, editar y reutilizar. Les molestan las cámaras, los testimonios, las grabaciones, los medios y las redes sociales. Es una práctica que observamos frecuentemente. Denunciamos y rechazamos esos procedimientos porque siempre, desde que comenzamos con nuestras reuniones hemos intentado establecer un diálogo respetuoso y participativo con todos los que lo han solicitado.
Tuvimos de oyentes a un pequeño grupo de estudiantes de FAMCA ( Facultad de Cine perteneciente al Instituto Superior de Arte), que por voluntad propia y guiados por pura curiosidad e interés profesional decidieron asistir. Estando allí fueron advertidos por vía telefónica, de que debían cuidar sus intervenciones. Desde el ISA, el secretario general de la UJC intimidaba a los jóvenes para que no intervinieran en el debate. Algo que no pretendían, ni querían hacer. Era su primer acercamiento a la Asamblea.
Un gran absurdo ocurre aquí. Por lo visto a alguien le molesta que estudiantes de cine, de una universidad de arte, que cursan estudios de cine cubano, se interesen por lo que debaten los cineastas. Nuevo episodio de control y autoritarismo. Esperamos que no tomen represalias contra ellos. Más tarde estos mismos estudiantes quisieron acompañar a la viuda de Landrián al cementerio porque, entre otras cuestiones, transitan en la materia cine cubano, por los años sesenta y han escuchado hablar de su obra.
EPÍLOGO.
Terminada la reunión un pequeño grupo que no llegaba a las veinte personas separadas en dos grupos, recorrimos tranquilamente el camino hasta el cementerio. Con sorpresa nos vimos grabados por agentes vestidos de civil que estuvieron todo el tiempo pendientes de nosotros. Dos autos policiales estaban muy cerca de la entrada, donde nuevamente nos encontramos con el Intendente y la coordinadora del gobierno provincial que habíamos conocido horas antes. Ahora estaban, además, acompañados por el director del cementerio.
Nicolás Guillén Landrián
Nicolás Guillén Landrián

Más “fotógrafos” aparecian en el interior, incluso uno llevaba una cámara pero con ropa de sepulturero. La funcionaria nos comentó que como la tumba era privada, no podíamos acceder. Gretel habló con ella pero le exigieron documentos de propiedad, porque podía tratarse de una impostura. Tranquilamente les dijo que ella no tenía que mostar ningún papel o documento para honrar la memoria de su esposo fallecido y que los que estaban con ella eran sus acompañantes. Volvieron a recalcarnos que lo que estábamos haciendo no estaba autorizado. Fue inevitable recordar La muerte de un burócrata.

Luego de este nuevo incidente pudimos finalmente acceder a la zona alejada del centro del cementerio, donde se encontraban los restos del cineasta. Las flores fueron depositadas, estuvimos unos minutos allí en silencio y regresamos. En la entrada nos cruzamos con el pequeño grupo de estudiantes de la FAMCA que esperaban para hacer lo mismo.
Una y otra vez, las reuniones de un grupo de cineastas son vistas con sospechas y deben ser silenciadas y si es posible anuladas. Las autoridades quieren solucionar los problemas del cine, pero llaman a los mismos funcionarios que han hecho todo lo posible por destruirlo. Jóvenes e inquietos estudiantes de cine no deben expresarse en un encuentro donde se habla… de cine. Varios ciudadanos deciden honrar humildemente la memoria de un artista pero, deben antes tener un permiso.
¿En que momento algo tan natural y cotidiano se convierte en perverso?
¿Cuándo dejamos que el absurdo y el irrespeto determinaran nuestras vidas?
Grupo de Representantes de la ACC

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