Por Carlos Carballido*.
Especial para El Vigía de Cuba. Imagen de la pintura de Boris López.
Cada 8 de Septiembre la mayoría de los cubanos de todos los credos, hace un alto a sus desgracias para rendir homenaje a lo que en el santoral católico se ha reconocido como Patrona de Cuba: La Caridad del Cobre.
Mas allá de si crean o no, la realidad es que este fenómeno religioso viene persiguiendo al cubano desde la colonia española. Y lo peor no ha sido el mito o la realidad de su aparición en el Oriente cubano, sino la incomprensión del fenómeno de la Fé en torno a su imagen.
Somos un pueblo tan desarraigado ideológicamente que hasta en la Caridad del Cobre nos hundimos en la incomprensión y el sincretismo, a tal punto de vincular al mismo santo con la deidad africana Oshun que tienen pocos puntos en común pero que a fuerza se nos ha querido imponer que es lo mismo para agradar a negros y a blancos. Y tristemente así lo han hecho creer.
Cachita, como le apodan los cubanos, ha sido desde 1959 la verdadera patrocinadora del isleño que decide abandonar su tierra para lanzarse a una aventura sin seguridad de final feliz. Antes, fue guía espiritual del Mambí en las maniguas y hasta el más aborrecible de los cubanos centró su movimiento contra Bastista usando su imagen en algún que otro collar al posar en las fotos.
Es una costumbre arraigada en la isla que hasta los no creyentes que decidían lanzarse al mar o una travesía diferente, peregrinarán a su santuario en la ciudad oriental de El Cobre para pedir protección en el camino.
La Fé religiosa y laica del cubano siempre estuvo relacionada a lo que en verdad es Santa María de La Caridad del Cobre, una de las tantas manifestaciones de lo que la iglesia cristiana llama la madre inmaculada de Jesús.
Pero ni siquiera eso entienden ni aceptan los cubanos y se ha preferido dejarlo así sencillamente por conveniencia.
Cachita es quizás la entidad religiosa más nombrada y que mas súplicas recibe por la inmensa mayoría de los cubanos. Se le pide desde prosperidad hasta libertad como esperando un milagro que no es para los santos sino responsabilidad individual y colectiva para tener una mejor vida.
La Caridad es parte indisoluble de la cultura de la nación. Un freno, en mi opinión respetuosa, a la violencia necesaria para los cambios políticos porque se le asocia con amor y paz y cuyos milagros casi siempre llegan de manera individual pero no para un pueblo que lleva más s de 60 años pidiéndole un cambio que Ella no puede ofrecer. Un cambio que si no se fuerza desde adentro jamás llegará.
Hoy es su día. Al menos desde la fe, deseamos lo mejor para este pueblo cubano que llevaba La Caridad en su ADN pero que por desgracia han convertido en los judíos pobres del Caribe cuyo éxodo supera ya al liderado por Moisés.
*Carlos Carballido es periodista disidente radicado en Texas, EE. UU
