Oscar Durán
La Habana.- La marca Teammate, después de casi un mes del escándalo con las pelotas, ha ofrecido disculpas. La Federación Cubana de Béisbol (FCB) no tuvo la decencia de publicar una nota al respecto. El pueblo se vino a enterar por el programa Bola Viva. Ahí nos damos cuenta de cómo la desfachatez y las malas gestiones acabaron con un país. Y la pelota no fue la excepción.
A Cuba llegaron 600 docenas de pelotas, unas 200 no cumplían los requisitos establecidos para ponerlas en juego. Según la marca, esas bolas eran de fogueo y se mandaron por error dentro del lote bueno. Este no es el primer escándalo de la marca italiana, ya hubo un antecedente con el retraso de los uniformes de la I Liga Élite.
¿Quién es el dueño de la empresa? Nada más y nada menos que Riccardo Fraccari, presidente de la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol (WBSC), quien es íntimo amigo de Antonio Castro, el encargado de mover las fichas en nuestro pasatiempo nacional. Por ahí saquen cuenta y entenderán que Fraccari y compañía seguirán haciendo de las suyas y con una simple disculpa, basta.
Sin embargo, el daño a nuestro béisbol es innegable. ¿Cuántos jonrones se dieron en la Final? Solo dos y en el último partido. Empeñaron un espectáculo, de los pocos que van quedando en el país. Desastre por donde lo mires. Tanto que criticamos a la Batos y ahora la debemos de estar extrañando. Claro, si el país no tiene economía ni para cubrir la canasta básica, olvídense de Batos por un buen tiempo porque esa industria lleva una inversión enorme para echarla a andar como debe ser. Además, a Tony Castro le conviene darle los dólares a Fraccari antes de ponerle dinero a la Batos.
Una última cosa: ¿para qué sirve la Ley de Comunicación Social? Al parecer solo se va a utilizar para condenar a los que dicen en Facebook Díaz-Canel, Singa´o, o abajo la dictadura. Y no puede ser así. La prensa oficial debería exigirle al INDER una transparencia en términos de contratos sobre la compra de artículos deportivos a la citada marca. Hay muchas nebulosas al respecto. Por ejemplo, ¿saben dónde radica Teammate? Pues en San Marino, uno de los paraísos fiscales del mundo. Este es solo un botón de muestra. Deben haber más, pero nunca nos enteraremos por los medios oficialistas y mucho menos por la Federación Nacional. A esta última, nadie la respeta. Empezando por Teammate.
