¿PARA QUÉ SIRVEN LOS CDR? II

SUGERENCIAS DEL REDACTOR JEFE¿PARA QUÉ SIRVEN LOS CDR? II

Por Jorge Sotero

La Habana.- Hace unos años, cuando al fallecido tirano mayor le dio por repartir -y vender- equipos electrodomésticos chinos por los centros de trabajo y las cuadras, en la mía anunciaron que entregarían un televisor Panda, de los culones, a quien más lo mereciera. Y ahí mismo se formó el salpafuera.

Vecinos se enemistaron para siempre, porque una decía que ella había donado sangre 150 veces desde 1961, y la otra que había estado en una zafra, o que hacía guardia. Una tercera adujo que ella era la única en la cuadra que no tenía televisor, que tenía un hijo medio tonto porque se había caído de una placa empinando papalotes y que, además, era sorda.

Lo cierto, hasta seis meses después que entregaron el televisor a la que siempre chivateaba todo en el barrio, por sugerencia de la dirección municipal, no volvió la calle a la normalidad y los amigos de siempre volvieron a sentarse en el portal del vecino, sin odios ni rencillas.

Los CDR habían conseguido su propósito. Con el reparto de un mísero televisor sembraron la discordia, dividieron, hicieron que unos hablaran de los otros y le sacaran todos los trapos sucios. Y ese es el objetivo de la referida organización, además del interés del gobierno de que le haga el trabajo a la inepta policía cubana.

Los que alguna vez hemos visto Tras la Huella, sabemos que en muy pocas ocasiones los investigadores consiguen algo mediante un vestigio o un indicio, sino por el trabajo de la ‘agentura’, esa especie de gremio de chivatos que hay en todos los CDR.

Antes les daban casas en la playa, hoteles -que tenían que pagar, claro- pero ahora solo diplomas y, si acaso, alguna regadera para que le echen agua al aguacate del plato.

Para los cubanos, amigo Oscar, los CDR son un engendro que nunca debió existir. Constituyen una violación absoluta de la dignidad de las personas, de sus derechos, porque sabes que hay alguien cerca de ti que está para informar, que no denunciar, cualquier cosa que hagas. Pero es la organización ideal para los gobernantes, donde han puesto, incluso, al detestable Gerardo Hernández, el gran cornudo de la dictadura, y del que se dijo un día que podía ser el presidente del país.

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