Por El Estado como Tal
La Habana.- La Asamblea Nacional “notifica” al ministro de agricultura el acuerdo que exige una transformación agropecuaria en Cuba, pero la nota de prensa no menciona el sector privado. La transformación fracasará si ese sector no funciona como pivote del proceso.
La razón de la centralidad del sector privado en una transformación del agro cubano recuerda la respuesta de Willie Sutton a la pregunta sobre su motivación para robar bancos: “Porque es ahí donde está el dinero”. Con el agro sería igual de obvio: porque es ahí donde se produce.
Eso de que la transformación se haría “mediante un movimiento político y participativo que permita desatar una revolución productiva” es un artefacto ideológico. Lo que se requiere es una nueva modalidad de producción basada en instituciones de acumulación de capital.
Sugiero contrastar las posibles objeciones con la evidencia disponible sobre transformaciones agropecuarias viables en sistemas de planificación centralizada. En ningún caso se produjeron por entusiasmo político ni por el “fortalecimiento” de la planificación.
Lo que indican otras experiencias es que probablemente lo más apropiado sería transitar inicialmente por dos trayectorias concurrentes: el aumento en la escala y especialización del pequeño productor privado, y la conexión de estos con un sector corporativo agro-industrial.
El sector corporativo debe incluir la empresa privada nacional “grande” (no solamente MIPYMES), la empresa estatal y el capital extranjero. Se requeriría un mercado de tierras (compra-venta y arriendo) y un nuevo marco jurídico respecto a la propiedad en el agro.
Es poco probable que el emprendimiento privado en el agro cubano se desarrolle adecuadamente sobre la base de ahorros. Se necesita el funcionamiento del capital financiero, sobre todo del crédito a los productores y comercializadores privados.
Es importante tomar conciencia de la gravedad de la crisis del sector agropecuario cubano. Los últimos datos disponibles de 2021 no dejan duda, y se conoce que los resultados fueron peores en 2022 y en lo que va de 2023 ¿Cuánta “resistencia” más pudiera pedirse?
Un componente crucial sería la inversión que se requiere para recuperar el ocho por ciento que tuvo el agro en la inversión total del país en 2014. Esto equivaldría ahora aproximadamente a una inversión de 6400 millones de CUP en 2023, casi 3,5 veces mayor que el nivel de 2022.
En el corto plazo, donde único habría recursos de inversión que pudieran ser transferidos es en la actividad “servicios empresariales y actividad inmobiliaria”. Quizás la Asamblea Nacional debería “notificar” alguna decisión sobre inversiones al ministro de turismo.
