Por Jorge Sotero
La Habana.- Por las redes sociales da vueltas una reflexión de un médico cubano sobre las mipymes. El galeno dice que tiene 40 años de trabajo, por lo que debe ser una persona mayor, con 65 años o más de vida, que recuerda sus estudios de nueve años para hacer procedimientos que nadie puede realizar, a menos que haya estudiado una carrera por seis años, y luego otros tres en una especialidad.
El hombre se queja de que gana 5.650 pesos mensuales, una cifra que desciende a 5.100 cuando le descuentan el ocho por ciento de los impuestos, uno 22 dólares estadounidenses al cambio actual, al de la calle, que es el que funciona y el que cuenta, porque el otro, el oficial es solo para engañar a algunos tontos.
Según el galeno, no tiene experiencia constructiva alguna, nunca se ha ensuciado las manos con cemento o arena, pero sí ha estado noches enteras, incluso en Navidad, los fines de año y cualquier otro feriado, de guardia, mientras el resto de las personas la pasan en casa, con sus respectivas familias. También tiene que trabajar mientras otros están en la playa, porque su trabajo tiene la linda misión de salvar vidas. Y eso lo hace con placer.
El doctor se pregunta por qué Salud, en referencia al ministerio, «no tiene brigadas que atiendan de forma diferenciada los problemas constructivos de nuestras viviendas», y agrega: «¿Qué médico que viva de su salario puede pagar el trabajo de una Mypime de Construcción?
Y la respuesta la tengo yo y daría para una disertación de una hora y miles de líneas escritas: Si Cuba fuera un país normal, estimado doctor, Salud no necesitaría de ninguna brigada especializada y usted resolvería lo de los mantenimientos al instante.
El ministerio de Salud solo tiene que pagarle a usted el salario que merece, y, con ese monto, usted se podría comprar una casa nueva, reparar la suya sin tener que tocar una onza de cemento o una piedra, porque le bastaría para contratar a la mejor brigada posible -mientras usted y su familia se van a un hotel- para que le haga las reparaciones pertinente. Es así de sencillo.
Pero le digo más: si usted y su familia no quisieran tener casa propia y vivir alquilados, algo que se usa en la mayoría de los lugares del mundo, con su salario podría hacerlo, sin problema alguno, Créame que así funciona en el mundo entero, menos en la Cuba donde el castrismo lo ha cambiado todo y un desempleado cualquiera, o un especulador, vive mejor que un profesional como usted, o yo.
Los albañiles, los plomeros, los carpinteros, en nuestra Cuba cobran esas cantidades porque no hay quién haga ese trabajo, porque no hay materiales ni herramientas para hacerlo. Incluso, usted los contrata y tiene que asegurarles merienda, almuerzo, merienda en la tarde, algo que no tienen ni en su propia casa. Y al final, posiblemente el trabajo no quede cómo usted quería, o cómo le dijo que debería quedar.
La culpa, estimado doctor, no es del albañil, ni del plomero. El sistema está enfermo, el cáncer ha sido tan agresivo que ha acabado con todo. Y de eso sabe usted mucho más que yo. Usted sabe que cuando un organismo es atacado por esas enfermedades, no lo salva nadie, por más que los galenos intenten curas por un lado u otro, con todos los remedios posibles.
Por último, los estudios siempre van a valer, siempre va a ser importante saber, tener conocimientos sobre ramas de la ciencia que otros no dominan. Y eso lo hará a usted siempre un hombre importante para la sociedad, porque hace algo que un albañil nunca podrá. Es mucho más fácil hacer una casa que curar a alguien herido de gravedad, a un paciente del corazón, o a un niño enfermo, que tal vez aún ni pueda hablar.
No se desanime y, sobre todo, no culpe al albañil, ni le pida brigadas especializadas al ministerio de Salud. Abogue por un cambio de sistema y verá cómo su dinero le dará para vivir tranquilo, sosegado, con vacaciones, casa nueva, incluso para contratar al mejor albañil.
LOS MÉDICOS NO CONSTRUYEN CASAS
