Por Anette Espinosa
La Habana.- Justo cuando el impuesto presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel, culpaba a los medios independientes de incrementar una campaña mediática contra la isla, sobre todo con un supuesto auge de la violencia, entre ellas la de género, ocurre el feminicidio número 54 del año.
La víctima fue la matancera Ruselay Castillo Matos, de 31 años de edad, quien fue ultimada el pasado 18 de julio por su pareja, en la localidad Humberto Álvarez, el lugar donde estaba el central azucarero del mismo nombre, y que pertenece al municipio matancero de Cárdenas.
Castillo y su pareja estaban casados desde 2014 y tenían dos hijos en común, ambos adolescentes, según las plataformas Alas Tensas y YoSíTeCreo en Cuba, las cuales se han dado a la tarea de confirmar e informas sobre los hechos de este tipo que ocurren en el país, y sobre los cuales los medios del gobierno hacen silencio absoluto.
Con la muerte de Ruselay, la cifra de mujeres ultimadas por sus parejas, o ex, supera en 20 las ocurridas en 2022, cuando aún faltan más de cinco meses para que finalice 2023. Y a pesar de eso, el mandatario dice que hay una alarma infundada con la violencia.
Claro, él lo dice porque su entorno está bien protegido, sin problemas de ningún tipo, sin esas necesidades crecientes que exasperan en el seno de la familia cuando no hay nada que darles a los hijos, ni qué poner en la mesa, o con qué vestirlos o cuidarlos de una enfermedad.
Y para poner un ejemplo, los feminicidios en Cuba superan hasta a Bolivia, un país donde estos hechos son habituales, aunque allá, eso sí, hay una Ley en defensa de la Mujer, algo que los asambleístas cubanos no se han tomado ni el trabajo de analizar.
