Por Pablo Alfonso
Santiago.- Si Aristóteles aún viviera, hubiera fallecido este 10 de julio al conocer el fallo de un tribunal cubano, que, prácticamente, dejó en la calle a un pedófilo, a un individuo que destruyó la vida de una menor de edad. El gran filósofo griego clasificó a la justicia como virtud particular y general, pero la cubana no muestra ninguna, ni particular y mucho menos general.
Kenia Morfi, conocida en su página de Facebook como La Rosa Roja, madre de la niña abusada, denunció la nueva barbaridad de los que llevan la toga en Cuba y juran no fallar a la verdad. En el programa del influencer cubano Ernesto Morales, la sufrida madre contó que después de denunciar al pedófilo, tuvo que esperar 22 meses para que, por fin, se celebrara el juicio.
La decepción no pudo ser mayor. De una petición de 13 años de cárcel, el tribunal sentenció sólo a siete años de privación de libertad al depravado sujeto, de los cuales, si acaso, cumplirá dos, o a lo sumo tres. Y, para colmo, Kenia cuenta en su testimonio, que fue maltratada y que las que por poco salen acusadas son ella y su hija.
Según la madre de la menor, «todo comenzó en diciembre de 2021, cuando la niña me contó lo que sucedió, porque nunca vi señal alguna… entonces hice la denuncia y comenzó el proceso de revisión, de evaluación de la niña, el examen, la exploración, que dio ciento por ciento positivo».
El abusador, que fue pareja de Kenia por 12 años, desde que la niña tenía un año y 10 meses, era acusado por varios delitos, entre ellos abuso lascivo y corrupción de menores, además de atentado, por lo cual llama la atención la condena.
A Kenia le queda claro que si sale a la calle a pedir libertad habrá una larga condena para ella, porque eso es lo único que le interesa a los gobernantes cubanos: mantener el orden para evitar una explosión social, tal como hicieron, hace dos años, con los más de mil jóvenes que, por pedir cambios, fueron condenados a largas penas de privación de libertad, con juicios apañados, donde fiscales, testigos y tribunales faltaron sin escrúpulo alguno a la verdad.
Ahora, poco importó a este tribunal que una menor fue abusada, que ha tenido dos intentos de suicidio. Eso no vale. Lo que vale es enfrentarse al poder.
En Cuba puedes ser pedófilo, matar a una mujer, lo que sea, que no representa un problema mayor. Eso sí, no salgas con un cartel de Patria y Vida, pues lo que te cae es «coquito con mortadella», como se dice en el lenguaje callejero.
Kenia, sin embargo, dice que nadie la va a callar. Que seguirá denunciando al pedófilo que tuvo en su casa, hasta que por fin se haga justicia de verdad.
La justicia cubana otra vez en evidencia
