Por Anette Espinosa
La Habana.- El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba habla de asedio racista contra la cultura cubana por la cruzada en España contra el dúo Buena fe, y por la revocación, en Francia, de la condición de Presidenta de Honor a la poetisa Nancy Morejón en un festival de poesía.
El Minrex cubano emitió una declaración para denunciar los actos, que considera fascistas, ocurridos en los últimos días contra Buena fe y Morejón, y considera que «han sido blanco de agresiones alentadas, promovidas y llevadas a cabo por elementos de la extrema derecha transnacional en escenarios de determinados países europeos»·
Solo le faltó decir que esa «extrema derecha transnacional» estuvo pagada desde Miami, que es el trillado argumento que usan para intentar desacreditar a todo el que se pronuncia en algún momento contra la dictadura castrista o sus representantes, sin importar el lugar donde se produzca la protesta. Da lo mismo que sea en Calimete que en Nuevitas, en Caimanera o Bolondrón. Todos son pagados por la mafia de Miami.
Más adelante dice que «no son nuevas estas manifestaciones de odio enfermizo. Hace unas décadas el pueblo cubano y el mundo fueron testigos de un escandaloso acto de vandalismo contra la obra del reconocido artista Manuel Mendive, quemada en las calles de Miami, y de los ataques contra los asistentes a un gran concierto de la orquesta Van Van en esa ciudad, que no pudieron impedir».
No es nuevo, pero lo es de un lado y de otro. Tampoco los cubanos olvidan la censura a Celia Cruz y Willy Chirino. La prohibición para que volvieran a la tierra donde nacieron, solo porque pensaron -y piensa él- diferente a la cúpula castrocomunista, que se cree dueña de todo en Cuba, hasta de la cultura.
«El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba denuncia enérgicamente los actos de corte fascista cometidos contra exponentes de la cultura nacional», y por qué no hace referencia a los ataques contra Pablo Milanés en cualquier lugar, solo por pronunciarse en contra de los Castro, o la infinidad de intelectuales de cualquier rama por emitir criterios contrarios a los postulados de La Habana.
Si el gobierno cubano es tan bueno, tan noble, tan abierto, por qué no permite que todos esos cubanos que se fueron de la isla por los motivos que fuera, puedan regresar y mostrar su arte, exhibir sus películas, participar en festivales, cantar en cualquier plaza, presentar libros…
Cuba sí puede censurar a los cubanos, pero el mundo no. Cuba si puede poner condiciones, negar permisos, denegar visas, bajar a algunos de los aviones, y el mundo, o los cubanos dignos que están en el exterior, tiene que hacer silencio, bajar la cabeza y permitir que Buena fe, por ejemplo, vaya a llenar sus arcas a España, o a Miami.
La declaración del Minrex insiste en «que se trata de eventos aislados, protagonizados por grupos minoritarios que representan a fuerzas retrógradas de ideología neofascista y reciben copiosos recursos financieros de organizaciones al servicio del imperialismo, con el claro propósito de denigrar la cultura cubana y a nuestros artistas, desdibujar la memoria histórica y patriótica de nuestro pueblo y su identidad cultural, y destruir a la Revolución Cubana».
En este párrafo aparece lo de siempre, aquello de los recursos, a los que ahora le agregan el adjetivo «copiosos», como las lluvias, como si los cubanos que se le plantaron a Buena fe o los que ejercen presiones para evitar que algún artista procastro se presente en algún lugar, reciba dinero por ello. Para la enferma mente de la cúpula que gobierna La Habana, un maná inacabable brota de los bolsillos de alguien para incidir en los que protestan en cualquier lugar del mundo contra su malévola doctrina.
Si un cubano, por dignidad o bronca, graba una paliza de un policía a un ciudadano humilde que solo pide Patria o comida, es mercenario. Si un joven protesta contra el hambre y la miseria, está pagado desde el exterior. Si una joven hace una directa en las redes sociales para denunciar la incapacidad del régimen, está comprada por alguien allende las fronteras.
Para el Minrex -que es como decir el gobierno de los Castro Canel- los males de Cuba vienen del más allá, de fuera. Los de dentro actúan con la mejor buena fe del mundo, son los dueños de los ideales más nobles y de las acciones más altruistas. Si encierran a alguien por pensar diferente, lo hicieron solo porque representa un peligro para la sociedad en su conjunto, y no solo para la tiranía que gobierna desde La Habana.
Según el Minrex, «la cultura cubana, que sufre el impacto del inhumano e ilegal bloqueo económico, es portadora de mensajes de paz, diálogo y tolerancia. Rechaza la barbarie, el odio y la violencia que tratan de imponer los intereses monopólicos imperialistas desde los Estados Unidos y algunos de sus aliados».
Este párrafo solo pudo ser escrito por alguien cuya mente es incapaz de generar por sí sola. ¿Cómo se le puede ocurrir a alguien semejante barbaridad? ¿A qué se refiere cuándo habla de bloqueo a la cultura? ¿Y a qué cuando habla de los mensajes de paz que porta? ¿No será, imagino, al actuar del ministro Alpidio Alonso? ¿Tampoco hará referencia, verdad, a la cuasi expulsión del país del dramaturgo Yunior García Aguilera, y muchos otros intelectuales que han tenido que abandonar Cuba sin pasaje de regreso?
No voy a mencionar los nombres, que me vienen a la cabeza en este instante, que tienen prohibida la entrada al país donde nacieron, solo por pensar diferente. Solo quiero recordar a los del Minrex que el que siembra, cultiva. Y el que da, recibe. Y ustedes solo cosechan lo que sembraron: odio en medio mundo. Y lo mejor de todo, es que todavía la parte buena no ha llegado.
Así que sigan en su intento de exportar la cultura cubana, que mientras algún representante sea de esos que están alineados con el castrismo, se llevará, donde quiera, la repulsa de los cubanos que tuvieron que abandonar el país, incluso de ciudadanos honestos de esos países, solidarios con la causa de los cubanos.
