Por Anette Espinosa
La Habana.- Al ridículo que rodea a todo lo que tiene que ver con Buena fe se suman los estudiantes universitarios. O mejor, la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), que no tiene nada que ver con la masa estudiantil, sino con un grupo escogido por la UJC para intentar controlar al resto.
La vergonzosa gira del dúo por Europa, la hostilidad que encontraron en muchas plazas, la cancelación de sus conciertos, no pueden pasar por alto para la cúpula dirigente que, ahora, pretende hacer ver que la masa juvenil más culta, la de los estudiantes de las universidades, se volcará con Israel y Yoel para respaldarlos por los malos momentos vividos en España.
En cualquier momento lanzan una cruzada para recoger dinero para que Buena fe sobreviva. Mi madre me dijo que cuando ella cursaba estudios universitarios, allá por 1985, hubo una campaña para recaudar dinero con la intención de hacerle una casa a Winnie Mandela, la esposa en ese tiempo del encarcelado líder surafricano Nelson Mandela.
La campaña comenzará por reuniones en las brigadas estudiantiles, firmas de documentos, para lo cual obligarán a los estudiantes, porque todo eso -le dirán- puede repercutir a la hora de la ubicación, una vez graduados. Y si no participan en la campaña, que comenzó hoy y se entenderá hasta el 3 de junio, pueden tener problemas.
Hay que acudir a peñas, «y si no conoces sus canciones, al menos tararearlas», así dice la convocatoria, que casi seguro incluirá un gran concierto, con el público vestido de pulloveres rojos, en La Piragua o en la Plaza. O no, porque ellos saben que una gran parte de los jóvenes no se traga al referido dúo, cuyo alineamiento al lado de la dictadura terminó por sacarlos de la preferencia popular.
Lo cierto, a Buena fe se le cierran todos los caminos. Las grandes vías de ingreso le dan la espalda. A Miami, a donde iban siempre a llenar las arcas, les han cerrado las puertas, y ahora en España solo pudieron reunir un par de cientos de personas en algunas presentaciones, las que no fueron canceladas.
Todo eso por culpa de Israel Rojas, quien no reconoce que en Cuba haya presos políticos, que considera que el castrismo actuó con pleno derecho cuando mandó a golpear a los manifestantes del 11 de julio de 2021, y que nunca ha tenido una palabra crítica para una dictadura que mata a los cubanos de hambre y necesidad, sin permitirles expresar siquiera su opinión.
La dictadura, que cada vez tiene menos de donde agarrarse, intentará sacar provecho de la cruzada contra la agrupación. Dirán que fue una campaña orquestada en Miami por los mismos que pagan a la prensa independiente, a los que dan candela a los cañaverales, a las redes eléctricas. Mentirán, como hacen siempre, para enardecer al pueblo y ganar unas pulgadas de apoyo que perderán a la mañana siguiente con las colas, los apagones, los hospitales cayéndose a pedazos, y los discursos y los twits de Díaz Canel.
Por ahora, el ridículo sigue con la convocatoria de la FEU, que no fue una idea generada espontáneamente, sino salida de una reunión del departamento ideológico del Partido Comunista, esa especie de concilio que decide el dogma a seguir por todas las organizaciones afiliadas en busca de unanimidad.
La FEU se suma al ridículo con lo de Buena fe
