Por Anette Espinosa
La Habana.- En los años 90 del siglo pasado yo era una niña y apenas recuerdo aquello del Plan Maceta, una campaña orquestada por Fidel Castro para quitarle las propiedades a todo aquel que no pudiera demostrar que casas, carros, lujos y dinero eran fruto exclusivo de su trabajo. Incluso, algunos perdieron todo a pesar de que se lo habían ganado trabajando.
Ahora, el gobierno trabaja en algo parecido, según las últimas declaraciones de la Contralora General de la República, la anciana Gladys Bejerano, una de esas personas que cree vivir en el país más próspero del mundo, o al menos es la sensación que tiene por su divorcio total de la realidad.
En el recién finalizado pleno del Partido Comunista, la encargada de velar por la transparencia en Cuba deja caer alguna pincelada sobre lo que puede ocurrir en el futuro próximo, y la posible implementación de una campaña contra los que tienen dinero. Así que ojos a los dueños de paladares, de pequeñas empresas, de vendutas de poca monta. La cruzada la van a iniciar pronto, con la intención de que todos volvamos a estar iguales, en la más absoluta miseria.
“Uno ve la realidad y se da cuenta de que aquí hay personas acumulando demasiado dinero, pero el pueblo no tiene ese dinero”, dijo Bejerano, y sus palabras tienen que servir de alarma para los que tienen algo, porque esto no lo dice un tonto secretario del partido de una provincia o un simple intendente. No, lo dice la contralora, que tira directamente con Raúl Castro, a la única persona que se subordina, según información a la que ha tenido acceso El Vigía de Cuba.
También alertó la casi octogenaria funcionaria sobre aquellos que venden cualquier cosa, sin tener permisos y pasando por encima de lo establecido.
“De lo que decidimos a lo que sucede, hay una diferencia extraordinaria. Se vende todo en cualquier lugar. Ya no son ni garajes, ni son los sábados, es todos los días, y no solo productos que la gente tiene, que no los va a usar y lo vende, o alguien que trajo (algo), hay productos nacionales que no los hay en el mercado y se están vendiendo ahí, en las tiendas de la población”, dijo.
El castrismo no quiere que nadie venda nada, no quiere que el cubano tenga ideas, produzca cualquier cosa e intente mejorar. Según Bejerano, solo se podrán vender cosas viejas, que ya una persona no use, y eso solo puede hacerse los sábados, en las conocidas ventas de garaje. Esto significa que lanzarán a las calles a sus cientos de inspectores corruptos a multar y a dejarse sobornar, lo cual, por supuesto, hará que la corrupción sea cada vez más grande.
También dijo que “los precios son abusivos, pero no hacemos nada por detenerlos”, y eso es una media verdad. Lo que ella, en su condición de contralora, quiere hacer es multar, reprimir, controlar, poner límites, emitir bandos, pero lo que debería hacer el gobierno es facilitar la producción, crear políticas para que haya empleo digno y los salarios alcancen. Pero eso no se le ocurre a esta mujer, que vende la imagen de anciana noble y buena, pero que ha estado, por muchos años, pegada a Raúl Castro para cuidar su fortuna y la de toda su familia y amigotes, mientras el pueblo se muere de hambre.
El que tiene plata o propiedades que las venda y se largue de Cuba, porque le irán arriba y le decomisarán todo, y lo dejarán con una mano delante y una detrás, como hicieron en los 90 con una gran cantidad de personas. El comunismo actúa así, y si no me creen, tengan un poco de paciencia.
