Por Anette Espinosa
La Habana.- Mientras los dirigentes del país se dan la buena vida desde sus refugios casi blindados del oeste de La Habana, una ola de crímenes abate el país, en medio del mismo silencio de siempre de los medios de prensa, que quieren mantener, por indicación gubernamental, a los cubanos ajenos a lo que ocurre.
No se trata solo del horrendo crimen de Matanzas, donde un exmilitar macheteó a una familia completa para robarle dinero y joyas e intentar marcharse del país. No es solo ese caso el que ha conmovido a los pueblos y provincias a donde llega la información. Los asesinatos y robos se multiplican cada día y solo en las últimas horas se han conocido varios.
En Regla, uno de los municipios de la periferia capitalina, un hombre lanzó un bidón de nafta contra una casa y provocó la muerte de una adolescente, solo porque alguien le recriminó por orinar en un lugar donde había mujeres y niñas.
En la iglesia católica del municipio de Guines, en Mayabeque, entraron por segunda vez en unas semanas para robar lo que había en el lugar, y en Guantánamo asesinaron a un joven para llevarle una motorina. Su nombre era Roelvis y solo nos enteramos de los hechos porque las redes sociales se encargaron de hacer correr la noticia.
En Santa Clara asesinaron -degollaron- a un hombre para robarle un caballo y su carretón, una persona que, al decir de su familia, no tenía bienes algunos, cuando no fuera su cabalgadura y su viejo carromato. Y algo similar sucedió en Holguín hace unos meses.
En la noche del lunes, un sacerdote fue asaltado en Santiago de Cuba para robarle su motocicleta. Se trata de Eliosbel Pereira, rector de la iglesia de San Francisco, y tuvo que ser sometido a una intervención quirúrgica por la herida que le provocaron en una de sus manos.
En Guantánamo y en La Habana, la población detuvo y golpeó a presuntos ladrones a los que capturó con las manos en la masa, y la policía solo informó de haber acabado con una banda de cuatro personas que se dedicaba a robar en las viviendas.
Y hablamos solo de los últimos días, porque en el presente mes la cantidad de muertos por hechos violentos en todo el país es mucho más alta. Todo eso ante la mirada apacible del gobierno, que prefiere el silencio con la intención de que el mundo crea que somos un país tranquilo.
