Cuba, la isla de los ladrones

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Por Jorge Sotero
La Habana.- Un hombre caminaba por una calle de La Habana, este miércoles, con una pierna de cerdo en la mano y unos malhechores se la arrebataron. Unos días antes a una anciana le robaron en Boyeros una jaba en la que llevaba tres libras de boniato y unas cebollas. Los ladrones se dieron a la fuga y la viejecita se quedó llorando en la acera.
En el centro de Santa Clara, unos cacos brincaron una barda y se llevaron todos los conejos de un patio y los vendieron más adelante. Unas horas después, el dueño vio a una señora cortando hierba y le preguntó si tenía conejos. Esta respondió que los había acabado de comprar, y resultó que eran los mismos del señor.
En Guines, en la provincia de Mayabeque, un hombre dejó un caballo pastando y se recostó al tronco de un aguacate y se quedó dormido. A la hora y media despertó y el equino estaba muerto y le habían llevado toda la carne, sin dejar otro rastro que la sangre en la hierba camino de la carretera. El hombre lamenta la pérdida de su cabalgadura, pero se alegra de no haber despertado, porque pudieron haberlo matado.
En Holguín, hace unos meses, asaltaron a un hombre para robarle su jamelgo, y en San José de las Lajas a un señor llamado Yeyo le han robado todos los animales y todo lo que ha sembrado en el último año. El hombre, que vive en un lugar conocido como Las Parcelas, duerme con miedo, porque teme que los bandidos lleguen una noche a llevarse la casa, que es lo único que le queda.
En Vertientes, a un campesino de nombre Manuel le atacaron a pedradas la casa en la noche. Varias personas, que hacían mucha bulla, insiste él, lanzaban piedras a su casa desde diferentes direcciones, en tanto otros, con linternas, mataron y se llevaron todas las gallinas que dormían en un árbol al lado de la casa y a dos cerdos del corral, uno de ellos de poco más de 30 libras.
Manuel amaneció con la presión alta al día siguiente, y cuando fue a hacer la denuncia a la policía, le dijeron que eran tiempos malos, que había que cuidar las cosas que uno tenía. Manuel refunfuñó un poco y volvió sobre sus pasos. Ese día pensó en crear un espacio dentro de la casa para sus animales, pero se dio cuenta de que ya no tenía ninguno.
La crisis económica, la inflación disparada, la falta de alimentos, entre muchas otras cosas, ha destapado el bandolerismo en Cuba y los ladrones campean a sus anchas, sobre todo en las zonas rurales, donde se llevan todo lo que encuentran a mano, sin que la policía haga nada, porque los agentes del orden en Cuba solo tienen una misión: cuidar del gobierno ante cualquier intento de sedición, como el ocurrido el 11 de julio de 2021.
Si intentas hacer una denuncia por robo, maltrato, agresión, o por lo que se te ocurra, lo más normal es que los agentes de la estación policial te convenzan de que no es el lugar, no es necesario, o no es el procedimiento. Eso sí, si llamas y dices que en la pared tal, en tal calle, escribieron con tinta un letrero contra el régimen, al momento se aparece toda la policía disponible, con perros, equipos para tomar huellas, incluso huellas de olor, y hacen todo lo posible por atrapar al que intentó ultrajar al régimen.
Ya no solo se roban en Cuba cadenas, relojes o celulares. Ahora se roban motorinas por decenas, autos y emplean para ello técnicas sofisticadas, y que lo digan los vecinos del crucero de Guáimaro, en Camaguey, donde más de una persona ha perdido su vehículo.
También constituyen objetivos de los cacos, los autos que van al aeropuerto a recoger turistas, porque los bandidos saben que llevan cosas de valor, sobre todo comida, e intentan asaltarlos, usando las más disimiles artimañas. O se meten en las viviendas, aún con las familias dentro, y se llevan, entre todas las cosas, lo que hay en el refrigerador.
El hambre está matando a los cubanos. La mayoría de la población ha bajado de peso, su físico se ha debilitado y como consecuencia agarran cualquier enfermedad. Los daños son más notables en los ancianos y en los niños, sobre todo en aquellos que no tienen quien los ayude desde el exterior.
Mientras, los precios de los alimentos y del resto de los artículos de primera necesidad suben cada día, los mercados permanecen vacíos, el gobierno persigue a los comerciantes a los que culpa de encarecer la vida, y los gobernantes se jactan en sus ya habituales reuniones del avance de un país que está a punto de fenecer.
Cuba avanza y eso les duele, dicen los Díaz Canel, Manuel Marrero, Mariela Castro y Bruno Rodríguez, entre muchos otros, en sus habituales encuentros, en La Habana y en el exterior, con esos que pretenden legitimar a la peor dictadura que ha vivido América Latina en toda su historia.

Lo cierto es que en Cuba hay ladrones de todo tipo: de electricidad, de la canasta básica, de autos, joyas, comidas, animales, gasolina, pero también hay ladrones y cuello blanco, y de sueños, que son esos personeros de la dictadura que se han encargado de acabar con el país.

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