Por Anette Espinosa
La Habana.- La semana anterior los gobiernos de las provincias de las Tunas y Villa Clara establecieron topes a los precios para algunos productos esenciales para los cubanos, en una medida controvertida que termina siempre por trastocarlo todo, y ahora los que gobiernan en la capital cubana dicen que ellos no lo harán y que buscarán otras opciones.
En Las Tunas, ante la escasez de arroz que disparó los precios hasta casi 300 pesos la libra, el gobierno provincial estableció un precio máximo de 160 pesos, más del doble del que informó Villa Clara como el máximo posible a la hora de vender.
En la más central de las provincias cubanas también se establecieron controles sobre otros productos del agro, como la yuca, la malanga y el plátano, en sus variadas versiones, pero todos sabemos que esas restricciones no funcionan o solo lo hacen a medias, porque ante la escasez reinante, quien tiene el producto consigue venderlo al precio que sea, aunque no lo haga públicamente.
En la capital cubana circuló una lista de precios para casi todos los productos del agro a partir del 15 de marzo, pero el sitio web Portal del Ciudadano de La Habana se encargó de desmentirla y de decir que era una noticia falsa, y que no sería esa la solución a los precios altos.
El referido sitio aclara que «enfrentar los precios abusivos resulta una prioridad para el país y para las autoridades de la capital, y para ello se han adoptado un grupo de medidas, entre ellas la realización de ferias agropecuarias los fines de semana, con costos fijados a una selección de productos».
Vamos, que es el mismo perro, solo que le han cambiado el collar, además de que habla de precios abusivos, en referencia solamente a los de otros vendedores, pero no al sistema de ventas que controla el gobierno.
También dice que «se trabaja con los productores, comercializadores y otros eslabones de la cadena de suministros, en la concertación de precios, con el fin de que se apliquen márgenes comerciales racionales», como si esos ‘márgenes’ no fueran límites, aunque ya sabemos que nadie cumple con ellos, o al menos no en las ventas de cada día.
Por último, reconoce que «el incremento de la oferta, a partir de una mayor producción, constituye la solución más efectiva para lograr estabilidad y racionalidad en los precios, asuntos que se atienden de conjunto con las autoridades de la provincia, suministradoras y las formas productivas».
Y eso es una verdad de Perogrullo, solo que desde hace décadas hablan de aumentar las producciones para que haya una oferta equivalente a la demanda, pero eso no lo han conseguido nunca, ni lo harán en el futuro. Una razón más para pensar que los precios seguirán subiendo por mucho que las diferentes provincias decidan, o no, ponerle límites a algunos productos.
Solo con una economía liberada, que ofrezca facilidades a los productores, libertad para comprar maquinaria para labrar la tierra y regarla, para adquirir fertilizantes y semillas, y para la contratación de mano de obra, además de fluidez para comercializar, se resolverá el problema de los alimentos en Cuba, pero eso no será posible mientras exista el castrocomunismo.
