Por Anette Espinosa
La Habana.- Los precios de los alimentos suben constantemente en Cuba por la escasez, y los gobiernos de algunas provincias no encontraron mejor solución que ponerle un tope, porque piensan que con eso van a resolver los problemas, en una situación que se ha repetido una y otra vez a lo largo de décadas sin resultados.
Mientras el arroz anda ya por los 280 pesos en algunas provincias, en Las Tunas, al parecer para evitar que llegue a los 500 pesos, decidieron que solo se puede vender hasta a 160 pesos, tres veces más que el valor que tenía un mes atrás, y que provocará que nunca más baje de ahí. Como sucede siempre.
https://www.soyvillaclara.gob.cu/es/actualidad/noticias/7859-ordenamiento-y-comercializacion-de-productos-agropecuarios-en-villa-clara?fbclid=IwAR3bN2Wj80QwgeizLDfS1-DdgPCEEqr8ZUWKkcEqfzIkgJnEo4D5f2gsWV0
Según Tiempo 21, «Como parte de las estrategias que se implementan en la provincia para contrarrestar y enfrentar el alza desmedida de los precios, el municipio de Las Tunas concertó el máximo de venta a siete productos agropecuarios de alta demanda y escasez hoy en el territorio».
Entre esos productos figura el arroz, que solo se podrá comercializar en el precio mencionado anteriormente, mientras el plátano vianda, el burro, el tomate, los boniatos, la calabaza y la yuca también entran en el límite de precios, lo que provocará que quienes se dedicaban a venderlo lo guarden para mejores ocasiones o lo hagan clandestino, como sucede siempre.
Mientras, en la central provincia de Villa Clara, donde el arroz también subió su precio unas cinco veces, comparado con el mes anterior, el gobierno emitió una especie de «Ordenamiento y comercialización de productos agropecuarios», términos que a los encargados de proteger a la dictadura le gustan mucho.
El referido ordenamiento consta de nueve puntos, y no solo pone límites a los precios de algunos productos, sino que impide el movimiento de estos más allá de los límites de la provincia, y llama a perfeccionar un sistema de recepción de quejas y denuncias, un método encaminado a que la misma población denuncie a los vendedores, para decomisarles sus productos, como ha pasado anteriormente con vendedores de quesos y cebollas, con la televisión nacional como estandarte a la hora de anunciarlo.
En Villa Clara los precios son mucho más bajos que en Las Tunas, porque el arroz, por ejemplo, solo se puede vender a 90 pesos, el boniato a 20 y la yuca a 14, por solo mencionar tres de los productos de extrema demanda en en el país, donde conseguir carnes de cualquier tipo es casi una odisea, razón por la cual no se incluyen en el listado de los precios topados.
Por topar, el gobierno de Villa Clara le aplicó límites hasta a la guayaba, aunque los propios dirigentes saben que los precios seguirán subiendo sin que ellos puedan hacer nada, cuando no sea decomisarle algunos productos a los revendedores que logren sorprender con los precios alterados.
El problema en Cuba es la falta de correspondencia entre la oferta y la demanda. Mientras la demanda sea 10 veces superior a la oferta, los precios seguirán su ascenso al galope, y nada ni nadie los podrá detener.
