Lo de Granma y los alimentos es de risa

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Por Anette Espinosa.
La Habana.- Lo de la prensa cubana no tiene nombre. A pesar de que los periódicos tienen apenas ocho páginas, no encuentran qué ofrecerles a los lectores, a esos cubanos que aún los leen con la esperanza de que en algún momento aparezca algo esperanzador.
Y así es un día tras otro. Hoy por ejemplo, el diario Granma habla de suficiencia y solvencia, y dice que es urgente que ‘la industria alimentaria abastezca el mercado nacional y exporte’, como si eso fuera solo cuestión de frotar una lámpara y punto: todo resuelto.
En el encabezamiento llama a «diversificar la oferta y lograr encandenamientos con otros actores de la economía nacional». Así sin más. Y yo me pregunto sobre qué bases se puede sostener el Ministerio de la Industria Alimentaria para cumplir un plan de exportaciones de 232 millones de dólares (después que abastezca el mercado nacional), a menos que las ventas de rones y tabacos entren en los cálculos de la institución.
Para una economía como la cubana esa cifra es inalcanzable. En Cuba no hay ni frutas ni verduras para que las personas consuman, y en Granma hablan de 232 millones en exportaciones. En realidad alguien está loco en Cuba, o son solo las mentes calenturientas de las autoridades del sector, o las plumas -léase ordenadores- ágiles de los periodistas.
Según Granma, esas cifras se manejaron en un encuentro, eufemismo de reunión, entre el Minal y el ministro de Economía, Alejandro Gil, el niño de azotes del gobierno cubano y de Gaesa, que es quien verdaderamente controla todo lo relacionado con esos temas en el país.
Granma cita a Javier Francisco Aguiar Rodríguez, viceministro del Minal, quien enfatizó en las supuestas causas objetivas que impiden que la inversión extranjera no haya entrado con fuerza en el sector. Y claro que hay causas objetivas, pero no tiene que decirlo el viceministro, porque se ven a simple vista, son tan palpables que cuesta convencer a empresarios extranjeros para que se enrolen en cualquier proyecto.
Ya no hay cítricos en Jaguey Grande, Matanzas. Tampoco frutas ni piñas en Ceballos, Ciego de Ávila. Ni guayabas ni mangos en Motembo, Villa Clara. Y lo que se produce en otros sitios apenas da para venderlo a cada vez más altos precios a las poblaciones de los alrededores.
Sin embargo, «Manuel Santiago Sobrino Martínez, titular del Minal, precisó sobre el tema que la inversión extranjera es parte del soporte principal del programa de desarrollo de la industria alimentaria, con unos 16 negocios funcionando con capital extranjero, y tres sociedades mercantiles», dice Granma, y de esas cosas no dudo, pero me preguntó qué productos enlatará el Minal. O acaso es que también piensan exportar yucas en conserva.

El extranjero que tenga conocimiento de cómo están las producciones de frutas, viandas, vegetales y granos en Cuba, ni le escucha la conversación a estos personajes, y sigue de largo. Y yo, que nunca he creído en planes, y muchos menos los que vienen del ministerio de Economía, me gustaría saber qué va a decir Alejandro Gil en 12 meses, cuando los planificados 232 millones de dólares en exportaciones se queden en un tercio, un cuarto, o nada.
Una de las tareas principales que debiera trazarse el gobierno encabezado por el impuesto Díaz Canel y el inepto de Manuel Marrero es la de producir alimentos, pero en Cuba las tierras están perdidas de marabú y otras plantas que no permiten ni la explotación ganadera. Por eso no hay leche, no hay carnes, ni frijoles ni arroz. Y eso que el ya senil Raúl Castro dijo hace como 30 años que los frijoles eran más importantes que los cañones.
Lo de ahora es otra jugada más para ganar tiempo. Para que los ilusos defensores del castrismo crean que se puede, que es posible, pero no deja de ser un onanismo mental al que la prensa, como no puede ser de otra forma, intenta darle veracidad.

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