EL Minsap se lava la cara con comunicado ridículo sobre muertes en Hijas de Galicia

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Por Anette Espinosa

El ministro sigue en su puesto tras el escándalo
El ministro sigue en su puesto tras el escándalo

La Habana.- La muerte de una decena de recién nacidos en el hospital Ginecobstétrico Diez de Octubre, más conocido como Hijas de Galicia, hace unas semanas, dejó en evidencia la eficacia del sistema de salud cubano y obligó a una investigación, cuyos resultados refleja un comunicado del Minsap que, al parecer, no se tomó en serio los fallecimientos, o que los consideró como lo más normal del mundo.
La nota del ministerio recuerda que los niños fallecieron, entre otras cosas, por «bajo peso al nacer y prematuridad», como si todos los niños en esa condición en la capital cubana los hubieran llevado al referido centro hospitalario. Y ni aún así, ese argumento es creíble. Pero fue solo uno de los argumentos. Sigamos.
«Tras concluir su trabajo, la comisión dictaminó la presencia de un brote de infección asociado a la asistencia sanitaria, en la sala de cuidados intensivos neonatales de la referida institución médica», y ahora advierte que había un brote infeccioso asociado a la gestión médica, pero no aclara las causas ni cómo se llegó a esa situación. Y mucho menos lo hace para el lector común. Eso sí, dice que «seis de los diez bebés que fallecieron (dos de ellos después de informado el hecho el pasado 16 de enero) tenían signos de sepsis con hemocultivos positivos a germen Gram negativo».
Cualquiera se puede preguntar cómo y por qué los infantes fallecidos llegaron a ese estado, y qué situación tenía el hospital que hizo que los niños adquirieron esos signos.
Claro, más adelante indica el comunicado del ministerio de Salud Pública que «según se demostró, el brote estuvo vinculado a violaciones de medidas higiénico-sanitarias, las cuales se sumaron a problemas de aseguramiento de recursos que presentaba el centro en ese momento e implicaron afectaciones en la calidad de los procesos de atención a los pacientes».
No hay que ser un erudito para darse cuenta de lo que intentan tapar con este párrafo: en el centro de salud no contaban con nada de lo más elemental para garantizar que Hijas de Galicia trabajara como un centro de salud normal, con la higiene mínima necesaria, con el instrumental médico requerido, los medicamentos y el resto de los insumos. Allí no había nada de nada, ni antibióticos.
Y luego, intentan lavarse la cara, como han hecho muchas veces y dice que se aplicaron 22 medidas a 19 dirigentes, funcionarios y trabajadores. Imagino, porque no lo dice, que los primeros sancionados fueron los médicos, luego algún directivo del hospital y después alguien encargado de suministros en el ministerio o en la provincia. Y nada más. Con eso, creen, la cara quedó limpia y punto.
Lo que sucedió en Hijas de Galicia le hubiera costado el puesto al momento al ministro de salud y a sus viceministros en cualquier país del mundo. En cualquier lugar normal, además de una comisión investigadora de la propia institución de salud, se hubiera iniciado un proceso penal, hasta determinar al detalle todas las implicaciones. Pero Cuba no es un país normal y si queda en evidencia el ministerio de Salud, también lo hace el gobierno, y, por supuesto, los órganos encargados de la Justicia, porque en la isla, como dijera el impuesto presidente, «no hay división de poderes, sino unidad de poderes».
Al final, el comunicado dice que «las nuevas acciones organizativas, de capacitación y de control adoptadas a partir del lamentable hecho hicieron posible dar por concluido el brote infeccioso el 25 de enero de 2023», algo así como que cosas como esas no volverán a sucedes, porque ya se capacitó al personal, una vez más.
Como si los cubanos fueran tontos y no se dieran cuenta de que los hospitales se caen a pedazos, de que en los cuerpos de guardia de cualquier lugar no hay equipos ni para inyectar ni para ponerle oxígeno a los pacientes. Mucho menos jeringas o esparadrapo. Y ni hablar de lo necesario para los salones de operación o para la atención ortopédica.
El sistema de salud es un caos total, y encima de eso una buena parte de los médicos no quiere trabajar. Solo piensan en una misión en el exterior que le permita aliviar su situación y la de su familia y nada más. La culpa es del gobierno, el mismo que ahora tapa, con un comunicado ridículo, lo que ocurrió.
Al final, es más de lo mismo: el castrismo se quita el golpe de encima, apaga un poco las llamas, controla el escándalo, al menos hasta que suceda otro hecho, que ojalá no sea pronto ni involucre a los niños, aunque con la situación de Cuba todo es posible

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