UN EJEMPLO DE PERSEVERANCIA

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(Tomado del Facebook de Jorge Llamos González)
Miami.- Luciano termina sexto y séptimo en Somerset Academy Gables y quiero decir algo. O reviento.
Han sido los dos años más difíciles en la vida de Luciano y de nosotros, sus padres. Y así como ha sido una recuperación con muchos matices, también en la escuela ha sido (ha tenido que ser) todo muy poco a poco. Y con matices de sobra.
Luciano no se lleva muchos premios éste año y el año anterior menos. Ha tenido que luchar primero por entender otra vez la vida, las letras, los números, y con los medios a su alcance recuperar algunas habilidades. Recordar. Regresar… Volver.
El esfuerzo ha sido tan grande como lo podamos imaginar. Ahí están las fotos, desgarrantes algunas, graciosas otras. Duras. Su madre siempre a su lado, su gata Luna, desde su llegada, con una misión. Hasta hoy.
Puede ser una imagen de una personaY todo esto en medio de terapias, quimios, radiaciones, ingresos… operaciones extras, covid… y para más inri: bullying.
Si, aunque nos parezca increíble, ha tenido, aún en éstas condiciones, que enfrentar la burla, el desprecio… no tener ni un solo amigo en los dos años… etc. Y pasar de ser, un niño líder, a un apartado, débil y menospreciado ser. Todo esto gracias a la mala interpretación y al mal manejo por parte de algunos profesores del lugar.
Dos años de colegio donde la mayoría de las veces iba sin aliento. Sin sabor, sin fuerzas, amparado en una decisión y un objetivo, en la costumbre de estudiar. A ciegas casi, sin pelo, sin pestañas, con sus articulaciones chuecas, sin comer… sin ánimo apenas. Con dolor.
Y a pesar de todo esto ha tenido que enfrentar la crueldad de algunos a su alrededor. Pero él es tan noble que los justifica. «Son niños papá». Yo culpo a los profesores, por supuesto. No supieron o quisieron ver lo que estaba pasando delante de sus narices. Nos queda la tranquilidad de que nada de esto sucederá en su colegio nuevo. ¡Pero de ninguna manera!
Y bueno, aunque parezca increíble esto también sucedió. Y no lo voy a perdonar nunca. Lo siento. Soy un negro de Centro Habana y estoy muy herido y muy mortificado ya con la desgracia que vive mi pueblo y mi gente, para soportar esto también. Es demasiado. Han tenido casi que amarrarme para no hacer un escándalo y que tiemble la tierra aquí.
Y no ha sido necesario. Gracias a Dios.
Luciano termina su dos años aquí y no podemos más que tirarnos al suelo y besarle los pies. Es un niño modelo. Sin rencores en su corazón. Viendo solo lo mejor de los demás, así que trataremos de aprender algo de su grandeza humana.
Al final, deja su escuela con agradecimiento infinito. Él sí aprendió mucho, él sí creció. A medida que el tiempo pasaba fué poniéndose a tono y su cerebro ha ido cerrando brechas al punto que hoy está mucho mejor.
Siempre nos pareció un niño extraordinario, más allá de lo que yo pueda pensar como padre cuervo. Hoy, su neuropsicóloga, después de muchas evaluaciones, no sólo nos dice que su inteligencia a salido indemne a una operación tan devastadora, sino que, además, ha descubierto que el niño tiene una inteligencia por encima de la media. Es también el primer caso -en toda su carrera- donde un niño que estuvo en «síndrome de fossa» no pierde la inteligencia y la mantiene intacta. Pero además, nos dice sorprendida, que Luciano es un «súper dotado».
Y así se lo ha hecho saber a la dirección de su nuevo colegio, donde será recibido con mucho amor y solidaridad. Ahora sí.
La vida es esto, caballeros. Una de cal y otra de arena. Nos quedamos con lo mejor de ésta escuela (que acaba de recibir el premio de no sé qué) y en cuanto al trato y los inconvenientes lo dejaremos en el pasado. ¡C’est fini!
Agradecemos profundamente a su directora y subdirectora por darle esta oportunidad a nuestro niñito hermoso. Dejo aquí algunas fotos, hay muchas más, claro, para un poco recordar como ha sido el paso del tiempo (la primera es muy fuerte) y la última es muy linda. Todas son muy lindas.
Gracias a todos por estar ahí.
*Y a los que han dicho que he estado creando lástima en mi muro con la enfermedad y cura de mi hijo, solo puedo decirles que eso no es cierto. Ha sido un proceso duro para nosotros como para cualquier padre. Se necesita tener el corazón muy negro para comentar algo así.
-¡No me busquen la lengua, que el horno no está pa galletitas!