GÉNESIS DE MI SEGUNDA LENGUA

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Por Arturo Mesa ()
Atlanta.- Algunos piensan que en mi época había muy buenos profesores de inglés y así fue, pero en esta historia hay algo más y se los voy a contar.
Mi padre fue un tipo muy inteligente y sabía definir bien los tiempos que le tocó vivir. A un hermano mío lo mandó muy temprano a arreglar el mundo porque en aquellos tiempos el mundo le pareció arreglable, mientras que al otro lo mandó a arreglar el país porque en aquellos tiempos…eso mismo. Lo malo de la historia fue que le salió un tercer disparo y no teniendo más nada que arreglar, decidió dejar al tercer disparo de reserva.
La reserva nació en el 68 y con su olfato natural, el padre de la reserva se percató de que su intelecto no daba ni para arreglar el mundo y mucho menos el país; entonces evaluó detenidamente a la reserva y le dijo a su mujer: “este que se vaya, no por nada, pero por si acaso” y actuó consecuentemente.
Lo del intelecto de la reserva bien pronto se puso de manifiesto porque pasaba el tiempo y un águila por el mar y la reserva no se acababa de irse del país. Al final pasaron 55 años para que eso sucediera, pero no fue por culpa del padre, porque al momento les explico lo efectivo que resultó ser el plan que el hombre había concebido.
No hay que olvidar que la vida le había demostrado que ni podía arreglar el mundo y hasta el país cada día se le volvía más inarreglable y ahí fue cuando le dio riendas sueltas a su imaginación y utilizó la muy efectiva y siempre bien aludida técnica del chancletazo.
Dicen que uno no retiene recuerdos antes de los cuatro años pero les aseguro que esto no va conmigo, porque me acuerdo perfectamente del primer chancletazo el día que intenté decir: “mammmmá”. Ahí mismo el viejo me sonó uno y me corrigió: “Se dice “mother”—insistió él, fiel a su teoría de que había que sacar a alguien del país, por si la moscas.
El segundo chancletazo me lo sonó cuando me fui a congraciar con él y le dije: “paaaapá”. “Its Father”-volvió a intervenir, chancleta en mano y nalga echando humo. Y el último fue cuando delante de mi hermana traté de decir “baaaaba” y sin pensarlo dos veces agarró una chancleta (ya había llegado la cultura del baile con chancletas de palo al hogar) y fuacata: “Its sister” -insistió-. Se dice “Sister”.
Ese último chancletazo me dolió tanto que mi reacción inmediata fue gritarle de frente y sin miedo: “¡¡youmotherfuckerasshoolicpri…!!” (algo así como una de las peores ofensas que se puedan decir en Inglés); sin embargo, aquel viejito simpaticón en vez de ofenderse lo que hizo fue gritar de alegría y levantarme en brazos como si yo fuera Simba el del rey león, además de pasearme por todo Luyanó gritando orgulloso: “este es mi hijo”, “este es mi hijo”. “Se va a ir, se va a ir”, cosa que lo costó una amonestación pública por parte del presidente en funciones del CDR, hoy residente en Houston.
Supongo que por allá arriba ande medio orgullosón el padre de la reserva.

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