Noticias de Cuba

¿CÓMO VA LA VIDA, CUBANO?

OTRO PASO HACIA LA EXTORSIÓN

LA PALABRA… Y EL SECUESTRO DEL PODER

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Carlos Cabrera Pérez
Majadahonda.- Conmueve la pasión de Sandro Castro por los vacilones, la pachanga, la pacotilla encadiladora del capitalismo; al que dimos por muerto no sé cuántas veces, y su carácter de alienado cultural y desviado ideológico, que tanto desvelaron a su abuelo, su tío abuelo y a Abel Prieto; entre otros comisarios del pensamiento.
Sandro es un rebelde frente al hábito verde oliva de simular humildad en público y guarachear en privado, el joven quiere vivir la vida loca a lomos de Mercedes, Tequila de baja intensidad y jevitas al por mayor, que saben que el hincaje con la guara es lo más sublime para el alma divertir.
Del abuelo heredó la terquedad jesuita de crecerse ante las dificultades y adversarios, si Cuba está apagada por el enemigo, Sandro va a meter para quinicientos en 23 y F, y sin reserva del derecho de admisión, es decir, podrán acudir al fetecún todos aquellos cubanos que viven al margen de la resistencia creativa.
Sandro Castro no tiene genes, sangre ni mente revolucionarios, pero no debe preocuparse por ello, pues la genética lo puso a salvo de simulacros y pamplinas y con la ventaja de que su abuelo en jefe le dio la solución para explicar su pasión contrarrevolucionaria: “Cualquiera puede apellidarse “Águila” y no tener una sola pluma sobre las espalda” (13 de marzo de 1967)
Por tanto, lejos de criticarlo, la prensa no estatal debe erigirse en defensora de Sandro porque en sus genes y perfomances alberga el futuro deseable para Cuba, luminosa y feliz, bailadora, consumista e iconoclasta.
Nunca antes brilló más alto un vacilador de punta a cabo, nunca antes las fiestas de los dueños de la finquita estuvieron tan alcance de la masa que -como Silvio Rodríguez estará partida en dos: los que anhelan entrar en la gozadera y quienes rechazan tanto diversionismo ideológico con música y tragos.
Como es habitual en estos casos, no faltarán los aguafiestas de la prensa estatal y de la maquinaria gobbeliana del Farint, que se rasgarán las vestiduras, avisando que el joven no los representa.
Claro que no, chicos, ustedes son unos pasmaos, cheos sin money y sin novias lindas porque una de las señas de identidad del pan con na es la endogamia, que genera mongolismo a granel y bebedores de dispensada a temperatura calor de pueblo; excepto cuando les dan un viajecito, tropiezan con el wiskie o la cerveza fría y se ponen a hablar más mierda.
Basta ya de hipocresía y que los pioneros, griten a todo pulmón: ¡Pioneros por el consumismo, seremos como Sandro!