MI ÁRBOL DE NAVIDAD ESTÁ DESNUDO

Miami.- Crecí sin saber que Cristo había nacido hombre para dar luz y salvación al mundo. Yo quería haber nacido en la época de Héctor domador de caballos y de Aquiles, pero me tocó la de Cuba sin Navidad y sin reyes magos, con la religión prohibida por decretos gubernamentales y los juguetes uno bueno, uno regular y uno malo sólo una vez por año.

Yo quería ser un cincuenta Dulce María Loynaz con su garbo y su presencia, y el otro cincuenta un putón al estilo de Carilda Oliver de labios rojos y tetas grandes. Pero no tengo abuelos mambises y desde chiquitica el castrocomunismo me olió muy raro.

Tuve que ser yo solita con mis traumas de hambre y de silencio, con mis traumas de viajar en camiones de carga, de noches de apagón y sólo dos películas filtradas por la censura cada sábado.

Yo no tenía como ser yo. Y mi hija estaba condenada a repetir mi historia del mismo modo que yo estaba repitiendo la vida de mi madre. Mi hija se me iba a morir de hambre con libros prohibidos y un setenta porciento de música nacional contra un treinta porciento de música foránea.

Yo me fui. Pero no me dejan irme.

Con cada reordenamiento del reordenamiento, con los fortalecimientos del trabajo político ideológico, con las estrategias para asegurar políticamente la proyección del gobierno en la economía, con la batalla contra las desviaciones y tendencias negativas, con cada patraña macabra que inventa la dictadura para recaudar dólares yo acabo siendo responsable de los que se quedaron.

Y yo me quiero ir. Yo quiero ir con mis hijos al Coyote Buttes en el borde entre Utah y Arizona y caminar las casi siete millas hasta la Wave y hacer quinientas fotos. Aunque llegue sin aire. Aunque tenga que arrastrarme para llegar pero sin tener dándome vueltas en la cabeza la preocupación de qué les hace falta, que si les llegó la medicina ahora no tienen comida, y si tienen comida pues con qué van a cocinarla.

Yo quiero irme para luego ir a la Wave.

Yo quiero irme para que mi árbol desnudo de Navidad no sea la foto de todo lo que me estoy quedando aunque me haya ido.