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¿EL ENEMIGO VERDADERO?

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Por Eduardo Díaz Delgado ()

La Habana.- El concierto de Bebeshito ha puesto en evidencia algo más profundo que la música o la política: nuestra tendencia a desgastarnos peleando entre nosotros mientras el verdadero enemigo sigue intacto.

La dictadura no necesita aplausos ni acuerdos explícitos con los artistas para ganar. Le basta con dividirnos. Nos distrae con discusiones vacías sobre quién es “cómplice” y quién no, mientras ellos siguen acumulando el poco tiempo que les queda.

¿De qué sirve apuntar los cañones hacia quien no canta sobre política? ¿No sería más efectivo sumar, construir puentes con esas mismas figuras populares que arrastran a una generación entera? No se trata de si Bebeshito, el Tiger o cualquier otro apoya/apoyó o no al régimen. Se trata de no caer en la trampa de siempre: pelearnos entre nosotros mientras el poder ríe, intacto, en su trono de mediocridad.

Que no hubiera ido nadie al concierto tampoco habría beneficiado a la dictadura. Arnaldo, quien abiertamente representa sus intereses, cantó para una tribuna vacía, y eso no le restó ni un gramo de poder al ré

Nosotros no sabemos usar esas imágenes en su contra, pero ellos sí saben aprovechar nuestras divisiones en su beneficio. ¿Cuántas veces más les vamos a regalar esa ventaja?

Quizá la pregunta no es si un concierto beneficia o no a la dictadura, sino si nuestra incapacidad para unirnos contra ella es lo que realmente la mantiene en pie.

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