Por Madelyn Sardiñas Padrón ()
Camagüey.- No siempre me opuse al sistema imperante en Cuba. Alguna vez milité en la UJC y también grité “pa’ lo que sea Fidel”. Sin llegar a ser suficiente para hacerme cambiar de idea allá por los ‘80, la actitud hipócrita del secretario de la UJC en la embajada cubana en Budapest, quien cuestionaba a los jóvenes que usaban camisetas con imágenes de famosas bandas de rock mientras él usaba ropa de la marca estadounidense Wrangler, fue una de las primeras decepciones, por llamarlo de alguna manera.
En el verano de 1992 abandoné tal organización política y, desde entonces, rechacé cada propuesta de ingresar al partido por la misma razón. La hipocresía y la doble moral no combinan con la coherencia y la honestidad, y yo prefiero las dos últimas.
Tan aislada de asuntos políticos, y hasta sociales, transcurrió mi vida hasta el 2020 que en 1994, cuando el Maleconazo, yo estaba en La Habana y ni me enteré. Tampoco supe del Proyecto Varela, ni del Remolcador “13 de Marzo”, ni del Quinquenio Gris y hasta creía en el discurso de la emigración por asuntos económicos. En fin, sólo iba pa’ donde iban los que me rodeaban y punto, como aún hace hoy una buena parte de los cubanos.
También, por apatía, había dicho “SI” a ese engendro que tenemos por Constitución. ¡Me disculpo por esta actitud cívicamente irresponsable! ¡Ojalá un día todos los que cometieron este mismo error sean capaces de disculparse públicamente!
En 2020, cuando creé mi perfil en Facebook, reconecté con muchos amigos y conocidos de mi juventud; más de la mitad había emigrado. Hubo uno, con quien sostuve una discusión por privado. En mi ignorancia, asumía el calificativo de dictadura, o régimen, con que se refieren a lo que hay en Cuba como algo despectivo. Consultar el mata burros, leer por primera vez el texto constitucional y otras normas legales, así como la búsqueda de información, fueron suficientes para entender que mi amigo tenía razón. Hoy agradezco a ese amigo por aquel debate. La ignorancia no es buena en ningún ámbito de la vida, mucho menos si se trata de nuestros derechos como seres humanos.
Quien haya revisado mi muro de Facebook puede notar la paulatina transición de mi postura, que terminó su proceso de radicalización con la fratricida orden de combate emitida por el presidente el 11 de julio de 2021 y la desenmascarada y creciente represión desatada a partir de entonces. Después de eso, también he tenido mis desencuentros con la Seguridad del Estado y, por esta razón, mi derecho al trabajo sigue siendo violado.
Los delitos imputados, así como las numerosas y exageradas condenas impuestas a participantes en manifestaciones populares, reflejan la naturaleza política de las mismas y, con ello, el estatus de presos políticos de los condenados, por mucho que las autoridades cubanas se esfuercen en negarlo. Si a los que rompieron vidrieras se les hubiera procesado por daños o por estragos, hubieran solapado un poco el asunto. ¡Pero no! Los procesaron por sedición, delito evidentemente político, porque la sedición siempre se dirige contra el poder establecido, en este caso el poder del partido único. Los procesaron por propaganda enemiga, por desacato y, cuando no encontraron algo más, pues por desórdenes públicos. El asunto era sacarlos de circulación y demostrar al resto de los ciudadanos lo que sucede cuando alguien se atreve a “desafiar” al poder.
Por eso, cuando se publicó la noticia de la excarcelación de 553 sancionados, casi todos pensamos que serían nuestros presos políticos. ¡Sí! Esos en quienes el hastío superó al miedo y decidieron hacer lo que tantos cubanos aún no se atreven a hacer.
El anuncio de las excarcelaciones que, según se dijo, respondía al espíritu del Jubileo y daba cuenta del carácter humanista de la revolución, se produjo al mismo tiempo que la exclusión de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo. Poco después de volver a incluir a Cuba en tal lista, el proceso se detuvo; al menos no se ha publicado más información al respecto. ¿Casualidad? ¡No lo creo!
Las excarcelaciones después de haberse extinguido una parte de la sanción, son práctica habitual de todos los sistemas de justicia y el cubano no es la excepción. Es hipócrita afirmar que tal medida refleja carácter humanitario alguno, especialmente cuando se trata de presos políticos.
Nuestros presos políticos nunca debieron ser juzgados por reclamar sus derechos, y los nuestros, especialmente si no incurrieron en actos violentos; manifestarse pública y pacíficamente es un derecho inalienable de todo ser humano, consagrado, además, en el artículo 56 de la Constitución a la que tanto apela la clase en el poder en Cuba cuando le resulta conveniente. En tal situación, ni amnistía, ni indulto; lo que corresponde es la anulación de las condenas y la reparación por los daños causados a todos ellos y a sus familias.
Cada acción represiva, cada decisión económica discriminatoria y cada discurso manipulador, me convence más de la necesidad de que todos asumamos una actitud cívica responsable contra el abuso y la desidia, de mostrar que es en el pueblo donde residen la soberanía y el poder. En honor a todos los que han sufrido condenas injustas y los que aún permanecen en las cárceles cubanas por motivos políticos dedico, una vez más, esta jornada de Protesta del 18, porque el silencio ante la injusticia nos convierte en su cómplice y Cuba sólo cambiará el día que nosotros cambiemos.
PROTESTO contra las disímiles y denigrantes formas de discriminación y represión de las que somos víctimas todos los que expresamos opiniones críticas públicamente. Estas formas incluyen la violación del derecho al trabajo y a la educación, diversas formas de reclusión, acoso policial, amenazas a familiares y amigos, descrédito público, destierro, entre otras.
PROTESTO contra la indolencia del partido único que permanece inmóvil ante una estampida migratoria que separa a las familias cubanas; que condena a todo un pueblo a vivir en la miseria y nos convierte en parásitos de quienes emigran y/o en delincuentes comunes para poder sobrevivir.
PROTESTO contra la mentira, la manipulación y la hipocresía con que pretenden mostrar al mundo una Cuba totalmente diferente a la que realmente vivimos.
PROTESTO contra las abusivas condenas a todos los que se manifiestan en contra de un régimen que se dice socialista, pero que en realidad no es otra cosa que una dictadura totalitaria que se mantiene a base de represión militar y mediante un sistema judicial que está muy lejos de ser justo.
PROTESTO contra una ley electoral que garantiza la ausencia de representatividad del pueblo en el órgano legislativo. El partido no representa al pueblo; sólo el 7% de toda la población cubana milita es ese partido, mientras que esta ley asegura que al menos el 51% de sus miembros pertenezcan a dicha organización.
PROTESTO contra el continuo empobrecimiento a que someten a este pueblo con sus erradas medidas económicas, a pesar de las advertencias y las soluciones aportadas por numerosos y prestigiosos economistas cubanos.
RECLAMO una Asamblea Constituyente verdaderamente representativa de todos los sectores sociales y políticos de la nación, que elabore una nueva Constitución en la que no haya partido único y en la que se dignifique a todos los cubanos como los seres humanos que somos, por encima de cualquier ideología política.
RECLAMO otra ley electoral; una en la que el pueblo nomine directamente a sus representantes al máximo órgano legislativo y vote para elegir a su presidente.
RECLAMO otro órgano legislativo; uno que represente al pueblo y no al partido único, que funcione a tiempo completo y no deje en manos de 18 personas la facultad de decidir por más de catorce millones de cubanos sin siquiera consultarles, que se ocupe realmente de cuidar el patrimonio del pueblo y que sea capaz de generar leyes que respeten los derechos humanos de todos y cada uno de los nacidos en esta tierra y sus descendientes.
RECLAMO un poder judicial libre de dogmas ideológicos de cualquier índole, con verdadera independencia para actuar conforme a la ley.
RECLAMO una prensa libre que responda únicamente a la verdad, que merezca la contribución que recibe de ese mismo pueblo al que engaña y manipula.
RECLAMO la liberación inmediata y sin condiciones de todos los presos políticos y el cese del hostigamiento a ellos y a sus familiares y amigos.
RECLAMO la dimisión de todos los integrantes del poder ejecutivo. Ninguno ha sido capaz de encausar el rumbo de esta nación hacia el progreso y algunos hasta han manifestado públicamente no tener idea de cómo hacerlo, lo que demuestra su incapacidad para lograrlo.
Reafirmo, además, la DECLARACIÓN DE CAMAGÜEY.
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