Por Arturo Mesa ()
Atlanta.- En el año 2021 un texto mío fue compartido miles de veces. Yo solo aprovechaba el encierro de la Covid y escribía. Unas veces era literatura y otras eran críticas a los problemas que se volvían más agudos en el manejo de la sociedad cubana.
La Joven Cuba, junto a una de las mujeres más valientes que conozco, me prestó un espacio para análisis desde mi posición de cubano de a pie y seguí en mis críticas, fundamentalmente económicas.
También escribí sobre problemas concretos que traerían consecuencias a futuro: el ordenamiento, la política de precios, la triple moneda, 27 de noviembre, 11 de Julio, el Movimiento San Isidro y el pésimo manejo de esa situación; así como las frases peores de la historia reciente: “Las calles son de los revolucionarios” y “La Constitución no puede trazarle directrices al Partido”.
Como resultado de mis publicaciones, perdí amistades, otros se alejaron discretamente, y gané amistades que ni siquiera piensan como yo, ni quieren lo que sueño yo para Cuba. Perdí el trabajo, un buen trabajo, tuve ciertas amenazas y fui señalado como disidente por lo que decidí salir del país gracias a un inesperado programa del parole (Karma natural).
Si quise salir de Cuba y dejar mi casa y mi familia aún no lo sé, también lo veo como una gran oportunidad para probarme a mí mismo de otras cosas.
Declaro que hoy, cualquiera sea mi futuro, y cualesquiera sean las posturas de mis familiares y amigos, no me arrepiento de uno solo de mis escritos como tampoco me sumo a campañas que vayan en contra de la paz ni del bienestar del país en donde nací.
Intenté ayudar desde la lógica y si a muchos, incluyendo los decisores, eso molestó, hoy lo repito y lo reafirmo: “Lo siento, pero no lo siento. No me arrepiento de “NINGUNO” y nunca lo haré.
El presente y la realidad actual solo hacen convencerme de que siempre tuve razón. Quizás si se hubiera escuchado a los “disidentes”, no se estuviera desangrando hoy el país como lo hace.
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